Sobre discursos, ejes de campaña, y la construcción de poder en Berisso

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Walter Barboza

“Los invitamos a subirse al sulky simbólicamente, porque en el 2009 hemos llegado al Concejo Deliberante con el símbolo de la austeridad que era nuestro sulky y ahora los invitamos porque vamos a llegar y en diciembre de 2011 vamos a estar entrando a la municipalidad uniéndose todos, los jóvenes, los más adultos, hombres, mujeres, radicales, peronistas, independientes. Todos vamos a trabajar por el cambio en Berisso”, dispara Jorge Nedela, candidato a la Intendencia por Unión para el Desarrollo Social, un espacio político constituido básicamente por militantes de la UCR y dirigentes de base de ATE.
“Nosotros que estamos con las encuestas del día a día, de boca a boca, les puedo asegurar de que nosotros vamos primeros en las encuestas, ya estuvimos recorriendo muchos barrios, visitamos a un montón de vecinos y en cada uno de los lugares con cada uno de ellos nos piden cosas sencillas, simples”, esgrime Ángel Celi, ex Secretario de Gobierno de la gestión del actual intendente Enrique Slezack, y candidato a la intendencia en las elecciones preliminares a disputarse el próximo 14 de agosto.
“Lo que tratamos de hacer es decirles a los vecinos que somos una opción válida, que somos el antagonismo del proyecto nacional y popular, así que vamos a seguir trabajando”, detalla Roberto Batelli, referente del “mauricismo” PRO.
A decir verdad, estas declaraciones, no dicen mucho como propuesta programática de gobierno, como contenido político e ideológico, o como proyecto para conducir los destinos de la ciudad. Nada dicen estas iniciativas sobre un proyecto de gobierno pensado como la elaboración de un instrumento de desarrollo estratégico, o bien como herramienta para la transformación de la sociedad. Son apenas el esbozo de una manifestación de deseo: el de llegar alguna vez al máximo cargo o función de gobierno comunal.
No basta con la expresión de un enunciado para alcanzar la cima del poder comunal. Antes, bien deberían hacer las fuerzas que disputan poder en la comuna, desarrollar una tarea de construcción política de largo plazo centrada fuertemente en un trabajo cotidiano.
Punto uno: ¿Qué es necesario cambiar en la comuna como lo plantea Jorge Nedela?
Punto dos: ¿Qué cosas sencillas son las que la gente pide a Angel Celi?
Punto tres: ¿Qué significa ser “el antagonismo al Proyecto Nacional y Popular” como lo considera Roberto Batelli?
Sustituir una cosa por otra implica el reconocimiento de que lo que vendrá es una instancia de superación de lo vigente. Es en cierto modo, admitir que hay cuestiones que son necesarias mejorar. ¿Pero en qué sentido? ¿Mejorando caminos, construyendo escuelas, desarrollando programas de integración y promoción de la salud, propiciando el desarrollo productivo para profundizar una distribución justa y equitativa de la riqueza?
¿Las cosas sencillas que pide la gente, implican que Berisso ha llegado a un grado de desarrollo tal que ahora las cuestiones que preocupan a los vecinos son de menor calibre? ¿Cosas sencillas son cuestiones del tipo: alumbrado, barrido y limpieza?
¿El “antagonismo” a un proyecto nacional y popular, significa que la fuerza que lo plantea se erige como una alternativa contraria a los intereses de la nación y del campo popular?
Mala praxis política la de no comprender que, como decía Néstor Kichner, lo único que se tiene es “la política” y que a partir de allí es necesario tener una comprensión clara de los contextos en los cuales transcurre la vida política, social y cultural para echar a correr la voluntad transformadora.
A veces, para los que vienen, pareciera que en la comuna nunca hubiera ocurrido nada. La historia no comienza cuando uno llega, hay siempre un proceso de acumulación, un proceso que antecede. Por ello la política no debería ser reducida a una mera expresión de deseos o a una abstracción lisa y llana, pues cada uno de los interrogantes planteados en las líneas anteriores ameritan un desarrollo en sí mismo, y no una simplificación de las cosas.
La actividad política local necesariamente debe encaminarse a una profundización de los debates que atraviesan a la sociedad en su conjunto.
Todo candidato que se precie de tal debería esgrimir un conjunto de ideas que en principio se planteen como instancias de superación, que a su vez estén sustentadas en un programa de gobierno. Para eso está la política.

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