No existe modelo que se agote en sí mismo. Sí puede existir un déficit de articulación entre un proyecto nacional y sus organizaciones de base. Quizás allí residan algunas de las claves sobre las que habría que indagar por estas horas, para ver en qué medida ello incidió en el resultado de estas elecciones PASO, en las que el candidato Sergio Massa no ha resultado ninguna novedad, o fenómeno, sino el referente de un fuga de votos de centro derecha hacia un espacio en el cual esos electores se sienten naturalmente cómodos.
Ello también plantea un interrogante: si Massa es el que convoca y construye a esa porción del electorado, o ese electorado estaba huérfana de candidatos y por ello depositó su confianza en el intendente de Tigre.
Sea como fuere, es necesario analizar el papel que jugaron los jefes comunales de la provincia de Buenos Aires, la más densamente poblada, para evaluar si los barones del conurbano funcionaron como un “obturador” del proyecto legado por Néstor Kirchner y continuado por la presidenta Cristina Fernández.
Las referencias en el pago chico son las más inmediatas: el funcionamiento de los servicios públicos, el paisaje urbano, el alumbrado, el barrido, la limpieza, la seguridad, entendida no sólo como medidas orientadas al problema del delito, sino también al problema del tránsito, las inundaciones y el medio ambiente, pueden constituirse en la cara visible de una propuesta política. Si estos elementos no funcionan adecuadamente, no hay posibilidades de “traccionar” favorablemente hacia arriba y el corte de una boleta, o la elección de otra, se tornan inevitables.
Así por más que una política nacional, entiéndase obras públicas o programas de gobierno de todo tipo y color, intente llegar a un distrito, se desvanecerá en el intento.
Tal vez sea un déficit de cuadros entre el arriba y abajo, o quizás la hora de elegir mejor la política de alianzas. Algunos sectores, que se encolumnaron en los enunciados del tipo: “la profundización del modelo” o “la década ganada”, y todo lo que significan como categorías de análisis del programa de gobierno, no lograron consolidarse como verdaderos interpretes de la política nacional.
Ese déficit culminó generando el desencanto de un amplio abanico de electores que, seducidos por un discurso pulcro y eficientista, terminó por provocar un viraje en el resultado de la elección.
Para el gobierno nacional será cuestión de barajar y dar de nuevo, y evaluar si ese amplio sector de jóvenes que comenzaron a creer en la política y a militar en ella, son capaces de producir un trasvasamiento generacional necesario para estos tiempos. En la provincia de Buenos Aires se agotan las caras, no el modelo.