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Aníbal Fernández

24 de Diciembre de 1975……….. Con 16 años estaba trabajando en la “Cervecería del Puente” muy conocida en la ciudad de Ensenada, ubicada en Ortiz de Rosas y Almafuerte. De día era lugar de encuentro de laburantes de los Astilleros Rió Santiago, YPF, Frigorifico Swift de Berisso, y donde por la noche acudía la clase media de la ciudad.

El lugar se fue convirtiendo en un polvorín, la noticia fue impactante, “un grupo de extremistas ha intentado copar el regimiento Viejo Bueno en Monte Chingolo”, una verdadera carnicería decían por la radio.

Se veía el desconcierto, en las caras de unos y otros, por lo que podría suceder. De a poco el lugar quedó vacío, y sólo restaba cerrar, e ir a festejar la nochebuena con los míos.

Pronto los micros dejarían de funcionar, la parada era frente al famoso cabaret “Las Maravillas”, donde desde temprano se advertía el clima festivo. El resto de la calle se encontraba a oscuras, y sólo se veía el reflejo del canal Oeste que la delimita.

De pronto ocurrió lo inesperado, por el viejo puente aparecieron derrapando dos camiones del ejercito, maniobraron y frenaron justo frente al cabaret, y bajando uniformados a los gritos empezaron a trasladarse de un lado al otro, haciendo la consabida ostentación de armas.

En ese momento quien parecía dar las ordenes, reparó en mi, y se acercó junto a dos más, y ahí me di cuenta que muy bien no la iba a pasar.

A los gritos me preguntaron que hacía ahí, y cuando le respondí que estaba esperando el colectivo y que recién había salido de trabajar, el tipo se puso como loco, decía que estaba mintiendo y que esperaba a alguien. Con una señal al resto del grupo, me apuntaron directamente. Hasta el día de hoy recuerdo el frió que corrió por mi cuerpo, a pesar del calor de diciembre.

Gritando me pidió documentos o identificación, con lo cual cometí el error de decirle, que los tenía en el bolsillo de la camisa, pero que si movía las manos sabía que me iban a disparar…… eso en principio lo desconcertó, cada vez sentía más frío, cuando de pronto reaccionó y me dijo….. ”Date vuelta y caminá, no mirés atrás”, levante la vista y vi el oscuro túnel que me esperaba, me volvió a gritar y comencé a caminar, el frío se transformaba en sudor, esperaba la explosión… No llegaba, no pasaba nadie, era la oscuridad y la nada, caminé veinte, treinta metros. Decidí mirar, me di vuelta despacio y vi que ya estaban todos adentro del cabaret, empezaban a salir con gente, se habían olvidado de mí, y comencé a correr, no se cuanto, pero al llegar a la puerta de YPF, al ver salir un vehiculo, les pedí que me lleven, iban para Berisso, cada vez tenía mas frío (miedo, si, mucho), todo mojado llegué a lo de mis abuelos, allí todo era festejo navideño, me senté solo en un rincón, y me dije a mi mismo: “La cacería ha comenzado”.

 

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