La Nación entre el lobby y la falsa retórica

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Osvaldo Drozd

Hoy en el editorial del diario La Nación que escribe Santiago Kovadloff y que titula “Una mayoría aún sin voz” se enuncian una serie de postulados y bajada de línea hacia la oposición, que en la retórica que se esboza, no tolerarían la aprobación de la retórica alguna vez planteada por Aristóteles, sino más bien la de los sofistas, ya que no resistirían ninguna demostración lógica por parte del legendario silogismo.
Entre otras cosas Kovadloff dice: “Es un hecho: la República se tambalea, pero ni los propósitos ni las conductas del populismo son denunciados con la claridad y la firmeza necesarias.” “Claridad y firmeza no sólo implican energía y transparencia. Implican, además y ante todo, aptitud persuasiva, coraje y lucidez unidos al poder de comunicación. No otra cosa demanda el desperdigado sector mayoritario de nuestra sociedad.” “Quien aspire a alcanzar, en nombre de la oposición, la presidencia de la República debería tomar muy en cuenta lo que ha escrito Susana Viau y disponerse a ´caracterizar con menos miramientos al gobierno de Cristina Fernández, denunciar la corrupción, fustigar los desbordes cesaristas y alertar acerca de sus ya insinuadas intenciones de perpetuación; sólo la inminencia de una aventura autoritaria legitimaría la construcción de una gran alianza opositora`.”
Para el editorialista del diario de Mitre, además del supuesto autoritarismo y ausencia de democracia que impone el populismo reinante, la economía también es una burbuja, ya que citando a Roberto Lavagna, dice que estamos ante un nivel alto de consumo, pero con inflación, sin inversión y sin empleo real, mientras que con la exclusión de los camioneros el resto de los trabajadores, se encuentran en una disimetría y un malestar que no encuentra representación en los por hoy opositores.
Lo curiosidad en Kovadloff es la cita de Sergio Berensztein que decía que con los «niveles de pobreza e indigencia inéditos y una clase dirigente sin legitimidad, el país abrió una caja de Pandora de la que se escaparon ideas, valores y mecanismos de organización del poder que parecían superados: el estatismo y el intervencionismo sin control, el hiperpresidencialismo hegemónico, el corporativismo sindical arrogante y mafioso, el financiamiento inflacionario del fisco y la tolerancia de una sociedad ensimismada y temerosa». Sin dudas tanto Berensztein como Kovadloff hacen referencia a la crisis de 2001 y lo que discuten es cual era la salida a esa crisis, aseverando que lo que sucede en la Argentina de hoy, con su inicio en 2003, no es la mejor salida, sino una resolución errónea al respecto, ya que “El populismo se alimenta de la ruina democrática” pero claro toda esta retórica se encalla cuando se le pide a la oposición actual que encarne una salida, cuando la mayoría de ellos, tanto los viejos aliancistas como los viejos caciques alineados al ya desperdigado peronismo federal, fueron los que sumieron a nuestro país en la crisis de 2001, ya que todos ellos son los que fueron partícipes del desguace neoliberal que fue la causa principal de la crisis.
La “república” que pregona Kovadloff naufraga en un mar de lodo, porque si uno lee sus propuestas, no va a encontrar ninguna propuesta que no sea la crítica al “estatismo populista”, porque la intención implícita no es más que volver a un estado desregulado y sin capacidad de control de la economía, y eso justamente no es algo que pueda beneficiar a los trabajadores, sino que como en los noventa, fue algo en detrimento no sólo del nivel de empleo sino también en cuanto a la pérdida de conquistas laborales.
El resto es falsa retórica, es sólo el lamento por los privilegios perdidos por las grandes corporaciones que no encuentran en su lobby despiadado encontrar una representación política afín a sus intereses que pueda encolumnar a esa supuesta “mayoría aún sin voz”.

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