El enigma del hundimiento del ARA Santísima Trinidad

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Osvaldo Drozd

El ARA Santísima Trinidad, un destructor de Tipo 42 comenzó a hundirse el pasado 21 en la Base Naval de Puerto Belgrano. Esta fragata misilística fue una de las naves destacadas en la Guerra de Malvinas. Fue el buque insignia que embarcó al comandante de la Fuerza de Tareas 40, y al comandante del teatro de Operaciones Malvinas en la recuperación parcial de las islas el 2 de abril de 1982.

En 1969 la Argentina le había comprado dos fragatas misilísticas gemelas a Gran Bretaña, una ya construida: el ARA Hércules y otra donde el astillero inglés Vickers entregaría todos los materiales y equipos para ser ensamblados en nuestro país, lo cual se realizaría en el Astillero Río Santiago, de Ensenada.

Además de poseer muy sofisticados radares y sonares, la fragata contaba con armamentos como 1 lanzador doble para 22 misiles Sea Dart Mk30, 1 cañón automático Vickers de 4.5″ (115 mm)/55 Mk8, 2 cañones Oerlikon 20 mm MK7, 4 lanzadores de misiles MM-38 Exocet (SSM), 6 tubos lanzatorpedos ILAS 3/324 mm (2 × 3), y torpedos Whitehead AS-244: (6 km a 30 nudos).

En 1975 se produjo un atentado guerrillero en el astillero, cuando buzos tácticos pertenecientes a la organización Montoneros, colocaron una carga de gelamon en el muelle donde la fragata estaba amarrada, ocasionando su hundimiento parcial debido al desvío de ejes y cunas a partir de la explosión sobre parte del casco en babor. Este incidente retardó la finalización del alistamiento del buque el cual se produjo en 1980.

La última navegación operativa de la fragata fue en 1989, y a partir de ese momento debido al embargo británico, sus piezas comenzaron a servir de repuesto para su gemelo Hércules. En el inicio de este siglo el destructor fue pasado a receso temporario y a partir de 2004 fue dado de baja definitivamente quedando en un muelle de Puerto Belgrano.

Lo sucedido el pasado 21 al sufrir la rotura de una válvula de 6 pulgadas, produjo el hundimiento de varios compartimientos de la nave.

Ante este hecho el ministro de Defensa Arturo Puriccelli sostuvo que «es muy raro que un buque que está desactivado y con guardia mínima pueda hundirse en cuestión de horas».

A su vez dijo que se abrió una «válvula» y que ello produjo «un naufragio en cuestión de horas en momentos cuando nuestra Presidenta estaba cumpliendo una exitosa gira por el exterior». Por esa misma razón el ministro le pidió “al jefe de la Armada (almirante Daniel Martín) que instruya un sumario porque hay una mano rara o hay que buscar una explicación coherente y lógica porque es un buque del 70 y se hunde estacionado en el puerto», precisó, no descartando “que haya habido una gran impericia o indolencia por parte de la guardia que tenía la custodia» del buque. Puriccelli Insistió con que «tiene que haber responsables que no cumplieron con su cuidado mínimo» sobre la nave.

No solamente la presidenta “estaba cumpliendo una exitosa gira por el exterior”, sino que esto viene a suceder a pocos días del retorno de la Fragata Libertad, la cual había sido retenida en Ghana a pedido de los fondos buitres.

El ARA Santísima Trinidad además de ser de origen británico, fue parte importante en el conflicto del Atlántico Sur, justamente contra su país de proveniencia. Todo esto resulta llamativo cuando la Argentina insiste ante la ONU por la salida diplomática en cuanto al diferendo sobre las islas, mientras que Inglaterra agita fantasmas bélicos, como es el hecho de que legisladores de ese país hayan pedido ayuda a Francia en el caso de que nuestro país vuelva a invadir las islas.

Simbólicamente no es ocioso también resaltar el hecho ocurrido en 1975 en Río Santiago, y mucho más cuando se rumorea cierto malestar en las filas de la Armada.

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