Cuando los dedos golpean en el teclado y el botón izquierdo del mouse hace un clic, tal vez ya es tarde para dar marcha atrás porque lo que es enviado al espacio virtual quizás tenga repercusiones en los lugares menos esperados, en los sitios menos imaginados, en aquellos recovecos donde prima el odio y la sin razón, la pura sed de venganza, la simple intención de cobrar supuestas cuentas.