Sin dudas será un proceso más que interesante que permitirá evaluar en qué condiciones se desarrolla y desenvuelve el cambio de época que vive el país.
En la comuna esa experiencia será vital para comprender quiénes, definitivamente, tienen plena conciencia de que la construcción de un estado nacional se lleva adelante con lo propio y con los retazos de lo que queda.
En ese escenario, la figura de Juanjo Bajcic viene a confirmar que lo propio está presente. Revitaliza las condiciones en las cuales fue posible construir un escenario propicio para que el “modelo”, en su expresión más amplia, se consolidara. Bajcic no es la versión edulcorada de la política, sino el emergente de los sujetos políticos que necesita la ciudad.
Su figura cobra sentido en la medida que uno recuerda su paso por la política local. Crítico del neoliberalismo que imperó en los años ´90, seguramente habrá consumido mucha bronca en tiempos en que el “menemismo” y el “duhaldismo” hacían de la política y la democracia un espacio para la consolidación de los negocios fáciles, de la valorización financiera, del desguace del estado, de los crecientes índices de desocupación y pobreza.
Pero Bajcic, como muchos hombres de su generación, resistió como pudo. Dando pelea en el interior de las estructuras del PJ, renegando de la burocracia y estimulando la participación de quienes veían en la política una herramienta de transformación social.
Es como sostienen Ernesto Laclau y Chantal Mouffe: “La construcción de una alternativa hegemónica puede proceder de un complejo proceso de convergencia y de construcción política entre la multiplicidad de antagonismos sociales contemporáneos”. Es decir, una sociedad que no se encamine hacia una síntesis de esas distintas experiencias sociales que plantea la democracia moderna, se verá imposibilitada de avanzar hacia su profundización. Por ahora, y a decir de la actitud de algunos candidatos que fácilmente se desprendieron del espacio político que las distintas fuerzas sociales de la comuna intentan construir, sólo hay signos de mezquindades que no tienen bases sólidas en lo político, social y cultural.
Bajcic viene a representar a aquellos militantes políticos que han decidido no sacar los pies del plato, y seguir arriesgando a la construcción de un espacio más amplio que pueda integrar a un conjunto de fuerzas políticas que superen la simple dicotomía kirchnerismo-antikirchnerismo.
En la medida que ese camino se profundice, Berisso tendrá la posibilidad de consolidar una fuerza política capaz de continuar sosteniendo un proyecto de integración, de distribución equitativa del ingreso, de modernización democrática, de calidad institucional, más allá de 2015. Esa es una batalla cultural que apenas ha empezado.