Osvaldo Drozd
Esto va a título personal, y por esa misma razón va escrito en primera persona.
Anoche la alarma me despertó en el medio de un sueño. Mala suerte ya que estaba hablando con alguien que en vida no podría hacerlo. Mi tío Mariano falleció hace más de treinta años, y tenía muchos menos años que los que yo tengo ahora. Apenas 49, tenía, pero con una historia que me marcó de por vida. No era cualquiera, fue mi padrino y el hermano menor de mi viejo. Se llevaban sólo 1 año de diferencia. Mi segundo nombre coincide con el de él: ambos en ese ítem somos Julián.
Nacido en el ´31, él fue un militante. El 17 de Octubre del 45 lo tuvo con apenas 14 años, pero después del ’55 quiso defender lo que el pensaba correcto, sumándose al legendario caudillo peronista de Berisso, Alberto Proia, intentando tomar el 7 de Infantería de La Plata. Acto fallido sin dudas.
Desde niño, nacido en el ’53, mi primer recuerdo infantil son los estruendos de bombas del ’55 cuando los gorilas derrocaron a Perón. Estoy hablando de Berisso, lugar aledaño a la destilería YPF, posible de ser bombardeada, y que además fuera la cuna del movimiento peronista ya que desde aquí salió el emblemático Cipriano Reyes. Los que me conocen saben que no soy peronista, pero que sí soy de cuna de ese palo. Mi infancia fue peronista. En la casa de mis abuelos donde yo vivía, se guardaba el busto del General, ya que había que tenerlo guardado para que no te marquen y seas presa de persecuciones. Además con menos de diez años me leía todas las revistas que tanto mi viejo como mi tío padrino tenía guardadas: Mundo Peronista, PBT, etc.
Los dos, y en esto hablo de mi viejo como de mi tío eran complementarios, se llevaban apenas 1 año y junto a mi abuela renegaban del pasado comunista de mi abuelo José (mi hijo lleva el mismo nombre). A José, mi abuelo lo habían despedido del Swift en el 36 por tener en su taquilla volantes comunistas. Nadie en mi familia quiso reconocer esto, pero antes de morir mi abuelo polaco me hablaba de Lenin. Él también se hizo peronista después del 45, pero nunca renegó de sus raíces aunque nunca hablara de eso. Sin ese antecedente tal vez nunca yo hubiese llegado al marxismo, pero no menor es el dato de que en el club del barrio donde mi tío Mariano fuera presidente, yo me encontrase en la biblioteca con apenas 16 años: El Imperialismo fase superior del capitalismo de Lenin, y que ese texto me mostrara cuestiones casi irrebatibles.
En el sueño, Mariano me decía hagamos un programa de radio, pero hablemos sencillo, como para que nos entiendan: “Vos sabés que yo pienso como vos” me decía, “pero no hagamos alarde de eso”. Tal vez en lo onírico yo escuchaba lo que quería escuchar, pero sabiendo que el sueño no es para nada complaciente, tengo que decirlo a esto sin ningún protocolo previo. Estoy seguro que mi tío hoy sería un fanático kirchnerista si viviera, como medio así lo es mi viejo a pesar de haber sido hasta menemista. Nací no sólo en una familia peronista sino también católica, esas son mis raíces, aunque yo sea un renegado ateo y marxista. Pero tal vez eso sea lo más conveniente.