Fue un intelectual comprometido con su tiempo, quizás porque a poco de andar se cansó de cargar con las contradicciones de su tiempo. Descubrió al “fusilado que vivía” y de ahí a su compromiso con la militancia peronista, hubo apenas un instante. Una pluma que solo fue capaz de construir la Argentina de entonces. Entre él y Borges el abismo fue la perspectiva política, porque Rodolfo Walsh no alardeó de su erudición, sino que la convirtió en praxis revolucionaria a través de su escritura. Nos dejó lo mejor que tenía: su mirada crítica de la realidad, su capacidad para indagar en la urdimbre de la historia, su calidad como narrador de historias populares o su intachable compromiso como periodista de investigación. A 87 años de su natalicio a esta revista le resulta difícil seleccionar entre tantos textos maravillosos que Walsh escribió. Por ello nada mejor que el propio Rodolfo (Neurus) para narrar algo de su biografía. Tal vez lo más esencial y primario, pero que lo definía tal y como fue.