En ese marco es que el conjunto de los empleados del Ministerio de Educación decidieron oponerse a un “ajuste provincial”. Lo que no imaginaban, es que el desenlace sería el que tuvieron que vivir en las últimas 48 horas cuando un grupo de policías vestidos de civil, sin esgrimir ninguna orden de detención, montados en coches particulares y sin patentes, los irían a buscar uno a uno a sus puestos de trabajo.