Para fijar posición sobre el show (meta)mediático que se armó alrededor de la entrevista que Eduardo Anguita le hizo a Beatriz Paglieri y que fue profusamente reproducida e intencionalmente anclada por los medios hegemónicos:
1) Eduardo Anguita (como cualquier otro periodista, trabaje en el medio donde trabaje) tiene el derecho y la obligación profesional de preguntar lo que piensa que debe ser preguntado.
2) El diálogo entre Anguita y Paglieri fue duro, pero no más que muchos otros.
3) Hacer un escándalo porque un periodista de un medio estatal pregunta lo que (según los medios hegemónicos) estaría prohibido preguntar es, simplemente, una operación.
4) Esa operación fue favorecida por la actitud y las respuestas de Paglieri, que confundió (y me hago cargo) el fervor con que milita (que es admirable) con sus obligaciones como funcionaria ante la prensa. Tuvo frases realmente desafortunadas.
5) Más allá de las desafortunadas respuestas de Paglieri, la entrevista demostró que (al contrario de lo que señalan los medios hegemónicos) desde los medios públicos puede hacerse (y se hace) buen periodismo, y que hay periodistas que no se autocensuran (ese es otro problema – y no de pocos – que entienden mal el oficio) sino que cumplen con su labor.
6) Entre la enorme cantidad de logros de los gobiernos que desde hace 9 años impulsan este modelo no se cuenta la comunicación.
*Director periodístico de Miradas al Sur