Por Jesús Rojas.
Hace unos días la empresa Repsol derramó petróleo en las playas de Ventanilla – Callao, en el departamento de Lima, provocando una grave contaminación ambiental en el litoral, eso no solo ha puesto en peligro a la biodiversidad marina, sino que también los está matando.
Es terrible ver que el Perú no solo vive a espaldas de la política, sino que también son indiferentes ante los daños ambientales provocados por empresas extranjeras que, siempre serán ese fuerte obstáculo para nuestro desarrollo. Podríamos decir que, somos un país en el cual su crecimiento económico depende de las contaminaciones ambientales y de los conflictos sociales.
El problema es aceptar los daños ambientales a cambio de crecimiento económico. Los liberales te dicen: “El Perú va camino al desarrollo”. ¿Existe un país que cree que va por esa senda y permite que contaminen y maten a su flora y fauna?, ¿Estamos condenados a no indignarnos ni organizarnos para combatir ese flagelo?
Somos un país donde una Compañía como Repsol contamina el mar, nos brinda escasa información sobre el derrame de petróleo (en realidad, nos miente y se burla del Perú), y nuestro presidente solo se esfuerza en decir que la empresa deberá “asumir” sus responsabilidades; y luego firma un decreto supremo –testimonial- para declarar de interés nacional la emergencia climática.
Quiero creer que si Repsol no hubiese mentido minimizando el derrame de petróleo, el Estado peruano hubiese actuado con rapidez para contener el daño medioambiental provocado en nuestro litoral. Es solo mi deseo, pero la realidad es que seguimos teniendo un Estado ineficiente que no tiene un plan de contingencia para dar respuestas inmediatas ante estos desastres.
Hace unos años, un estudio del Atlas Global de Justicia Ambiental del Mundo realizado por el Instituto de de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), detalló que el Perú es el quinto país con mayores conflictos ambientales en Latinoamérica. ¿Cómo es posible que, en un país donde las luchas sociales se desarrollan por defender el medio ambiente, aún sigamos huérfanos de un movimiento nacional ecologista?
En el Perú la minería sigue siendo un sector importante económicamente para el país, pero sus actividades siempre tienen como consecuencia daños ambientales y conflictos sociales –donde muchos de sus líderes terminan siendo asesinados-, como por ejemplo: Conga, Espinar, Tía María, Morococha, etc. Lo peor de todo, es que están sumergidas en la pobreza muchas de las provincias donde las transnacionales operan. ¿Entonces, para qué sirve la minería?
El modelo económico peruano sigue confundiendo desarrollo con crecimiento económico. El Perú durante años viene creciendo, pero sin embargo, sigue siendo uno de los países más desiguales de la región. El desafío es construir una alternativa al extractivismo que es un modelo -supuestamente de desarrollo- impuesto por el neoliberalismo, y que es una de las culpables de la agudización de la miseria en nuestro país.
En estos tiempos donde se recrudece la contaminación ambiental, la agroindustria, la deforestación, el calentamiento global, etc., todo indica que nuestra lucha será por la “subsistencia de la humanidad”.
Jesús Rojas es periodista, analista internacional y profesor en comunicación social recibido en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Actualmente se encuentra en el Perú. Contacto: +51 952146808
21/01/2022