* Por Maximiliano Jensen
El número de 80 mil no es una simple cifra, es más bien la cara de un niño o una niña, de unos padres o unas madres, de unos abuelos o unas abuelas, de trabajadores o desocupados. Sin más, es el rostro de 80 mil personas que el gobierno ajustador y sin sensibilidad social de Mauricio Macri ha decidido abandonar al aplicar un brutal recorte sobre las pensiones por discapacidad.
Pero ya lo sabemos, el neoliberalismo no tiene corazón, carece del sentido humano más básico para todo aquel que necesita del Estado. Pero no es solo una cuestión de humanismo, también es una cuestión de respeto al estado de derecho, ya que el desamparo para esas 80 mil personas violenta la misma Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la que en nuestro país tiene rango Constitucional.
Mauricio Macri, por intermedio de su ministra Carolina Stanley no hacen más que llevar adelante el achicamiento del Estado, “bajar el gasto” en sintonía con el manual de estilo de los centros financieros internacionales, historia que ya vivimos y se hace presente nuevamente.
Según información del Centro de Economía Política de Argentina, durante el 2017, unas 70 personas inválidas han sufrido este recorte, que se suman a las otorgadas a madres con más de 7 hijos y otros casos. Todo por cumplir ese objetivo del 4,2 % de déficit fiscal; mientras tanto, endeudan al país a paso acelerado y transfieren riquezas a los grupos concentrados de la economía, en particular al sistema financiero.
Ante este atropello, como no preguntarnos ¿a cuántas pensiones por invalidez equivale la quita de retenciones al agro y las mineras? ¿Cuántas pensiones podrían pagarse con la condonación de deuda a las empresas de electricidad? ¿Cuántas personas podrían estar protegidas por el Estado si éste, capitaneado por CEOS inescrupulosos, no enfriara la economía?
Pero ya sabemos: el neoliberalismo no tiene corazón.
* Comunicador Social y referente de Libres del Sur regional La Plata.