Profundizando la Democracia

Que un grupo de ciudadanos, hoy tenga la posibilidad de organizarse para llevar adelante demandas sociales, políticas, culturales; es un signo más que evidente de la existencia de una democracia floreciente. Incluso, muchas organizaciones cuentan con el apoyo gubernamental para poder desarrollarse. En el campo de la cultura, y de los medios de comunicación hoy no existe censura. En cambio en el terreno de la política aún se conservan ciertos nichos de clientelismo, de compra de voluntades, que son rémoras de un tipo de organización ya perimida, y deslegitimada. Pero por suerte este síntoma no es lo que se propicia desde el gobierno nacional, es más, se podría afirmar que es algo contra lo que se combate para profundizar el proyecto actual.

No solamente en tiempos de dictaduras, la posibilidad de organizarse fue una quimera, también así lo fue durante largo tiempo de una supuesta democracia. La represión y judicialización de la protesta social, fue la muestra más acabada, pero el espionaje de los servicios de inteligencia hacia los movimientos de resistencia, la existencia de fuerzas de seguridad experimentadas en pegar en las movilizaciones, pero incapaces de enfrentar al delito, la persecución laboral, las redes de alcahuetes, las patotas punteriles, etc., fueron mucho de ese bagaje que si bien hoy no podríamos afirmar que esté totalmente desmantelado, al menos está oficialmente cuestionado, y es posible avanzar en su descuartizamiento. Una real necesidad para profundizar la democracia.

A pesar de este diagnóstico, hay nichos que parecieran intocables: muchos sindicatos, donde se hace casi imposible organizar nuevas agrupaciones, algunas instituciones deportivas, pero principalmente fuerzas policiales, que resisten al cambio de época.