Un equipo de investigadores de las facultades de Ciencias Veterinarias y Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata analiza los efectos que produce el uso de aceites de cannabis en el tratamiento de epilepsia idiopática refractaria en perros. En los casos observados, se confirmó una disminución casi total de la frecuencia e intensidad de las convulsiones.
Todos los caninos sobre los que se aplica el tratamiento fueron diagnosticados, a través de análisis clínicos y de una resonancia magnética nuclear (RMN), con epilepsia idiopática con características de refractaria a los tratamientos antiepilépticos clásicos. Es importante aclarar que la epilepsia se denomina idiopática cuando no existe una causa identificable, para diferenciarla de la epilepsia secundaria o sintomática que es consecuencia de traumatismos, tumores cerebrales o malformaciones genéticas.
Fabiana Landoni, directora del proyecto, explicó que “la iniciativa se presenta como un complemento a las medicaciones clásicas, con la idea de reducir a lo largo del tratamiento las dosis de los antiepilépticos tradicionales que en muchas oportunidades no son eficaces”.
La iniciativa evalúa los efectos de dos aceites de cannabis elaborados por la Facultad de Ciencias Exactas, a través del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM-UNLP-CONICET), y bajo la coordinación de Dario Andrinolo. Uno de estos aceites de alta dominancia THC y el otro de dominancia equilibrada en el tratamiento de epilepsia refractaria canina.
El estudio que se lleva a cabo en la UNLP es multi-céntrico, es decir que se recibe también a pacientes derivados por otros centros veterinarios, no sólo a los que se presentan en el Hospital de animales que posee la Facultad.
Durante este proceso se monitorea a los perros de forma controlada, estandarizada, utilizando escalas para evaluar los cambios en los episodios convulsivos a tiempos determinados; controlando de este modo la evolución de la epilepsia tras el tratamiento. Para ello se implementa un diseño del tipo «pre-test/post-test», es decir un diseño experimental que consiste en comparar el estado, la frecuencia e intensidad de convulsiones antes y después de recibir el tratamiento con aceite de cannabis.
Landoni explicó que “de los seis caninos que forman parte del proceso de evaluación vigente, tres ya superaron los 2 meses de tratamiento. Tres de los perros –agregó- mostraban al inicio de la aplicación del nuevo tratamiento cuadros epilépticos severos, con más de 4 crisis convulsivas diarias. En algunos casos alcanzaban el estatus epilepticus, es decir, crisis convulsivas de más de 1 hora de duración”.
La especialista detalló que “todos los perros estaban recibiendo medicación antiepiléptica tradicional, que incluía más de un fármaco a dosis altas, sin tener mejoramiento de los cuadros clínicos. Gracias a la terapia con aceite de cannabis, las convulsiones se redujeron sensiblemente, e incluso a dos de ellos se les pudo reducir la dosis de al menos uno de los antiepilpticos clásicos en un 25%”.
El proyecto de uso de aceites de cannabis en perros es un ejemplo del trabajo interdisciplinario en el ámbito de la investigación científica de la UNLP. Allí articulan docentes investigadores de la Cátedra de Farmacología General y Clínica de la Facultad de Ciencias Veterinarias y de la Facultad de Ciencias Exactas.
Caso por caso, la evolución de los pacientes
En los tres perros que ya superaron los 2 meses de tratamiento y que, por lo tanto, pueden ser evaluados estadísticamente, la evolución resultó notablemente positiva. El informe de los investigadores de la UNLP describe mejorías en cada uno de los pacientes:
Paciente 1: “Historial de convulsiones generalizadas 4 a 6 episodios por día de aproximadamente 3 minutos de duración con lenta recuperación.
Inicia el tratamiento con una dosis de 5 gotas diarias. A la fecha lleva 45 días de tratamiento no habiendo presentado ningún episodio desde el inicio de la administración”.
Paciente 2: “Historial de convulsiones generalizadas 6 episodios por día (crisis epileptiforme en clúster) de aproximadamente una hora de duración. Estatus epiléptico, en ocasiones (sin recuperación de la consciencia entre episodios).
Inicia el tratamiento con una dosis de 5 gotas diarias y se observa una reducción en la frecuencia e intensidad de las crisis. A partir de la semana 2 se decide aumentar la dosis a 8 gotas diarias. El aumento de dosis reduce la frecuencia de las crisis de manera significativa. El día 39 de tratamiento, se decide incrementar la dosis a 9 gotas diarias. Desde ese momento, al día 67 de tratamiento, no ha presentado crisis de ningún tipo”.
Paciente 3: “Historial de convulsiones generalizadas 6 episodios por día de aproximadamente 45 minutos de duración. Estatus epiléptico, en ocasiones (sin recuperación de la consciencia entre un episodio).
Inicia el tratamiento con una dosis de 5 gotas diarias. A la fecha lleva 80 días de tratamiento no habiendo presentado ningún episodio desde el inicio de la administración”.
La epilepsia canina
La epilepsia canina es un desorden cerebral que provoca en el perro una serie de reacciones físicas incontrolables, que pueden incluir desde convulsiones, rigidez muscular, relajación de los esfínteres, salivación abundante y vómitos; hasta desorientación y falta de respuesta a estímulos.
Si bien se desconoce con exactitud cuál es la prevalencia de la epilepsia en perros, los especialistas estiman que se encuentra entre el 0,6 y el 0,75 por ciento de la población canina.