Por Dra. Marina Sardi
Investigadora de la División Antropología Museo de La Plata
La formación de colecciones científicas fue uno de los pilares centrales de los museos durante el siglo XIX. Algunas de ellas se organizaron a partir de restos humanos y objetos de la cultura material de sociedades no occidentales y que sirvieron de base al nacimiento de la Antropología como disciplina científica. Asumiendo que la sociedad occidental era la más avanzada, se constituyeron en un medio de conservar, conocer y representar a las sociedades del pasado o de aquellas geográficamente distantes.
Estas prácticas se insertaron en un marco de relaciones coloniales. En Argentina, como en otros países, la conformación del Estado Nación se asoció con enfrentamientos violentos hacia los pueblos indígenas. Las instituciones científicas cobraron un lugar hegemónico en la conformación del saber y allí los pueblos indígenas se representaron como parte del pasado.
Desde hace algunas décadas, se reclama en todo el mundo a los museos por la restitución de restos humanos y objetos sagrados. Se busca mostrar que lo que para la comunidad científica son objetos de estudio para otras comunidades son ancestros, la corporalidad de los espíritus o personas en otro estado. Se pretende revelar los mecanismos de apropiación, así como cuestionar la hegemonía de la ciencia occidental como única autorizada para producir relatos sobre los pueblos indígenas. En Argentina, estos reclamos ocurren en un contexto de creciente visibilidad en la escena pública de los pueblos indígenas solicitando el reconocimiento del derecho a participar en situaciones que los afecten como pueblo o a sus territorios de ocupación ancestral.
El Museo de La Plata, creado en el siglo XIX, considera en el siglo XXI que su rol solo puede tener valor en relación con la sociedad. Por ello, ha desarrollado una política explícita que representa una toma de conciencia crítica y una revisión de la gestión institucional, convirtiéndolo en la institución argentina y latinoamericana que más ha avanzado en estos procesos de reconocimiento de derechos. Como resultado, realiza en esta ocasión el séptimo evento de restitución, que se acompaña de cambios en las prácticas de exhibición, conservación e investigación de restos humanos.
Una restitución es el reconocimiento formal de que hay otros modos de entender y conocer el mundo; de que los restos humanos pueden tener distintos valores y connotaciones para otras personas. El acto de la restitución es el marco para que esos diferentes valores se expresen, reconozcan y se contemplen. Es una oportunidad para discutir y pensar en torno de los significados que atribuimos a las cosas, a las personas, a las instituciones y al modo en que distintos sectores sociales se vinculan con ellas.