Tal vez tenga razón Artemio López al afirmar en una nota publicada el lunes por Télam que “Como se observa, todo indica que el empleo y el consumo habrán de sostenerse e incluso mejorar en el año 2013, por lo que no cabe dudas que frente a la creciente fragilidad opositora, el oficialismo se apresta a construir un triunfo electoral de proporciones históricas para elecciones de medio término”.
Artemio también señala las debilidades de la oposición, tanto de la centroderecha a la cual Mauricio Macri intenta aglutinar, foto de por medio con el gobernador De la Sota; o de la centroizquierda donde Binner hace aguas con declaraciones poco felices, o las fotos de los ex Patria Libre Humberto Tumini y Victoria Donda con el economista ex empleado de la JP Morgan Alfonso Prat Gay, en las playas marplatenses.
Sin dudas a la oposición le faltan argumentos serios, para convertirse en una alternativa al kirchnerismo, y es por esta razón que ni siquiera son capaces de poder capitalizar a descontentos como los que se movilizaron el “8N”. Tampoco existe en la Argentina una izquierda que apoyando las políticas correctas del gobierno, se oriente de forma autónoma, hacia la profundización de los cambios. Tampoco una derecha como podría ser la que encarna Juan Manuel Santos en Colombia, muy diferente a la neoderecha frívola que tiene como referentes a un Macri o un Capriles.
Que no exista oposición seria más que una bendición, resulta un problema que la sociedad argentina debería resolver, ya que eso mismo obtura el desarrollo mismo de una fuerza popular con voluntad de cambio como intenta ser el oficialismo. Sin competencia, eso permite la existencia residual de formaciones propias a otros tiempos.
Por todo esto es saludable que tanto el ministro Florencio Randazzo, como la diputada Diana Conti, le hayan pedido al gobernador bonaerense Daniel Scioli, que haga públicas sus diferencias con respecto a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
«Nosotros, los que integramos el modelo, creemos que debe continuar e institucionalizarse en el tiempo y, para eso, necesitamos dirigentes, hombres y mujeres, que expresen con claridad y sin dudas los núcleos centrales de este proyecto» señaló Randazzo «Porque no es lo mismo tener diferencias intrascendentes que diferencias de fondo».
La no existencia de una oposición al proyecto que encarna la presidenta, por afuera, genera una extraña topología por adentro.