Por Isaac Quispe Rojas
El femicidio de María Emma Córdoba consternó a la comunidad y generó una nueva y masiva movilización para exigir justicia. Por ese motivo, durante la tarde húmeda y gris del lunes, compañeros, familiares, amigos y distintas organizaciones políticas, sociales y sindicales se concentraron desde las cuatro de la tarde en la facultad de Medicina, donde ella estudiaba.
Emma Córdoba era estudiante de 4to año de Medicina; la madrugada lluviosa del viernes 7 de julio estaba en su casa de Punta Lara junto a su amiga, donde fueron atacadas por Ariel Báez, vecino de la casa de al lado, quien las maniató, abusó sexualmente de ellas, las golpeó brutalmente con una pala, y las apuñaló, causando la muerte de Ema. Y quiso incendiar la casa para no dejar rastros.
Su amiga está internada, recuperándose pero muy golpeada psicológicamente. Producto de las declaraciones de la joven sobreviviente, se pudo dar con el responsable que, según los vecinos, es agresivo y la ejercía violencia contra su pareja. Cuando la policía detuvo a Báez horas después, este se encontraba acostado como si nada hubiera ocurrido, incluso había puesto a lavar su ropa.
La movilización tuvo un recorrido largo y llegó hasta la Gobernación donde hubo un acto: desde los altoparlantes se oía el pedido de los y las oradoras que exigían justicia por el crimen y le reclamaban al gobierno provincial que destine el presupuesto adecuado para prevenir la violencia contra las mujeres, que en los últimos tiempos se ha agravado.
“Se hacía carne de cada injusticia que pasaba en esa facultad y le preocupaba los problemas de todos. Además, era una excelente estudiante, ayudante de la catedra de Biología donde se preocupaba por darle herramientas al resto de sus compañeros. Era solidaria y siempre estaba con una sonrisa en la cara”, la recordó, en dialogo con El Tranvía, Ana Andreani, consejera Superior de la facultad de Medicina de la UNLP.
Más adelante, Andreani, algo consternada, sentenció: “Creemos que se tiene que reclamar y se tiene que ejecutar la ley de Emergencia en Violencia de género para que esto no siga sucediendo y el Estado tiene que destinar el presupuesto necesario para eso, que viene haciendo todo lo contrario”.
Asimismo, respecto del vínculo con la familia, Verónica Cruz, Prosecretaria de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de La Plata, expresó que: ““Hemos tenido un acercamiento sumamente respetuoso y cuidadoso, pero nos hemos puesto a disposición para acompañar en este momento tan difícil que les toca transitar”.
El Tranvía también le consultó sobre los casos de femicidio a Maia Luna de Libres del Sur, que participó de la marcha y manifestó: “Hoy estamos de nuevo acá, porque mataron a otra mujer, mataron a Emma; su amiga hoy pelea por su vida y lo cierto es que, en estos primeros 10 días de julio, ya son 10 femicidios los que contamos en el país y eso nos imprime de tristeza y dolor, pero además, de bronca. Son datos terribles que ameritan que el gobierno tome la decisión política y asigne presupuesto seriamente para que las políticas públicas, en función de las leyes que ya existen, empiecen a poder revertir esta situación”.
En la marcha se pudo ver a distintos familiares de víctimas de violencia de género como Nelly Gamboa, madre de Sandra Ayala Gamboa, víctima de femicidio en 2007 en las oficinas de Ex Rentas.La angustia y la bronca se veían en las miradas tristes y en los rostros compungidos.Cuando la convocatoria terminó, las personas fueron desconcentrando bajo una intensa luna llena y un aire frío que helaba los rostros.