El cierre de listas para las legislativas demostró los problemas que el sindicalismo en sus distintas variantes tiene para vincularse con la política. Por un lado en el Frente para la Victoria la presencia de representantes de los trabajadores queda absolutamente desdibujada y en la mayoría de los casos la llegada a esas listas responde a un factor ajeno al sindical. En los otros casos, como el de De Narváez, demuestra cómo las aspiraciones personales pueden llevar a formar alianzas contrarias a los intereses de sus representados.
Evidentemente el FpV aposto a la consolidación de listas con una marcada imagen clasemediera en muchos de los principales distritos del país. En Córdoba encabeza la lista la ex rectora de la UNC Carolina Scotto, en Buenos Aires Martin Insaurralde y en Capital Federal a Juan Cabandie y Daniel Filmus. En la Capital Federal Víctor Santa María del Suterh es el mejor posicionado como Senador Suplente N° 1, en tanto que en la provincia de Buenos Aires aparecen Oscar Romero de Smata en el puesto 11 de Diputados Nacionales, Depetri del Frente Transversal y CTA en el 10 y Héctor Recalde en el 4. De estos últimos tres el único que entró por representación gremial es Romero.
Esta ausencia de representación gremial en las listas del FpV refleja a la política del kirchnerismo de apoyarse en los Gordos de la CGT como eslabón principal del sindicalismo oficial. A estos aliados uno puede presumir que es difícil presentarlos a un electorado que ya los conoce y que los asocia con la década menemista. Al mismo tiempo, Cristina Fernández y demás armadores del FpV, no dieron mayor espacio en estas listas a representantes de la CTA que lidera el docente Hugo Yasky al que sólo le dieron el puesto número cinco en la lista de Diputados Nacionales de Santa Fe, que es ocupado por el metalúrgico Victorio Paulón.
En la vereda equivocada
En las listas de la oposición aparecen dirigentes sindicales que se alinean con proyectos que van en contra de los intereses de sus afiliados. El caso más destacado es la alianza que establecieron De Narváez y la CGT que lidera el camionero Hugo Moyano. El segundo del empresario, es el dirigente canillita Omar Plaini que integra la formula junto con Claudia Rucci concretando una alianza de la derecha peronista que critica los planes sociales como Argentina Trabaja, las políticas educativas como Conectar Igualdad y la política de Derechos Humanos que desde la caída de las leyes de impunidad avanzó en el juicio y castigo a los genocidas de la última dictadura.
Massa también desarrollo un trabajo interesante adosando a su formula a representantes de distintos sectores del sindicalismo. El Intendente de Tigre y visitante frecuente de la Embajada Norteamericana sumó a representantes de las tres CGT y algunos referentes de ATE. En el puesto número 11 de su lista de Diputados Nacionales aparece el dirigente de Sanidad Héctor Daer de la CGT oficialista. Más atrás, en el puesto 28, figura el dirigente de ATE Vicente López Fabián Darío Alessandrini. En las listas de Diputados Provinciales del massismo figuran desde dirigentes de la CGT de Moyano hasta referentes de la CGT Azul y Blanca de Barrionuevo como Carlos Acuña de los trabajadores de estaciones de servicio.
Massa pretende demostrar que él puede generar la unidad del movimiento obrero bajo su conducción política y eso buscará plasmar durante su campaña. Esta puesta en escena de dirigentes entregados a su proyecto tuvo varios capítulos en actos en la zona norte y en el Camping de Sanidad de La Plata este 26 de Julio.
La última de las alianzas que grafican a dirigentes gremiales sin ningún tipo de escrúpulos es la que sellaron la Unidad Popular de Víctor De Gennaro y el Partido FE del “Momo” Venegas en la provincia de Jujuy bajo el nombre “Con Fe en Jujuy” uniendo al “nuevo” sindicalismo con la podrida burocracia. Ambos comparten su oposición a la 125 y su apoyo a la Mesa de Enlace.
Sin dudas las elecciones legislativas pusieron en desnudo una situación ya existente. Por un lado el lugar que el kichnerismo le da a la clase trabajadora en su proyecto político, lejos del 33% de los lugares que ocuparan los sindicalistas de Lorenzo Miguel en los 70, y en alianza principal con uno de los sectores de la CGT que mayor rechazo genera entre los trabajadores y la sociedad. Por el lado opuesto (el de la oposición), se sigue con la política de hacer un uso oportunista del movimiento obrero y sus reivindicaciones. Así como la derecha plantea su apoyo a la eliminación del impuesto a las ganancias en la cuarta categoría, propone la vuelta a un modelo de liberalización económica que tendrá como resultado la debilitación de la industria “nacional” y el consiguiente incremento de la desocupación.