Estados Unidos acordó un salvataje provisorio para no entrar en default, aunque esto no sea más que un parche que en cualquier momento puede retornar, ya que de lo que se trata es del ciclo de una crisis, que no admite ser resuelta de esa forma. Mientras tanto, hoy las nuevas potencias hegemónicas (China, Rusia e India) siguen creciendo sostenidamente, con un patrón de acumulación económica capitalista, pero con concepciones culturales e ideológicas muy diferentes de lo que siempre propuso la hegemonía estadounidense. La potencia del Norte propone una religión, que debiera ser universal, y donde todos deben cumplir con ella acatando todos los rituales y protocolos. Cuando fueron las olimpíadas en China, George W. Bush felicitó al presidente Hu Jintao, por la marcha de la economía pero tuvo la prepotencia de sugerirle que debían cambiar de régimen político. De tal forma las líneas de acción en cuanto al combate contra el terrorismo y el narcotráfico, también llevan la impronta de la religión yanqui más allá de que sean efectivas o no, y quien no las acate será sospechado de ser colaborador de esos flagelos. Vale reflexionar sobre este tema, ya que si lo vemos en nuestra realidad nacional, mucho de lo que los medios hegemónicos como de la oposición política, le critican al gobierno, tienen que ver con no acatar los rituales de esa religión universal que los medios masivos reproducen permanentemente.
Estados Unidos intenta reiniciar sus relaciones con Rusia, pero pareciera que hay ciertos rituales que no están dispuestos a negociar, más allá de su actual crisis. Según informa hoy la agencia de noticias rusa Ria Novosti, la proclama emitida la víspera por el presidente de EEUU, Barack Obama, que prohíbe la entrada en su país a presuntos violadores de los derechos humanos puede afectar a ciudadanos rusos supuestamente implicados en el “caso Magnitski”, informó el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, quien manifestó que “Hablamos la semana pasada del programa relativo a Rusia. Existe una base de datos de personas que consideramos responsables de violar los derechos humanos. Serán incorporados al sistema, y se les podría denegar el visado. Pero siempre decimos que nos reservamos la decisión en este asunto”, aseveró.
A finales del mes pasado, el Departamento de Estado emitió la llamada “lista de Magnitski” en la que figuran unos 60 funcionarios públicos rusos supuestamente responsables de la muerte de Serguei Magnitski, asesor legal de la inversora británica Hermitage Capital en Rusia, acusado por evasión fiscal, y que falleciera en una prisión preventiva el 16 de noviembre de 2009 después de más de 11 meses de encarcelamiento.
El Ministerio ruso de Asuntos Exteriores ya calificó el hecho de intromisión en asuntos internos de Rusia y declaró que Moscú puede dar una respuesta “asimétrica” y redactar sus propias listas. Por ejemplo, podría elaborar listas negras de todos los funcionarios estadounidenses relacionados con las detenciones ilegales y torturas de los sospechosos de terrorismo en la base militar de Guantánamo en Cuba. Esto es perfectamente posible desde el punto de vista legal y será, además, aplaudido por los defensores de derechos humanos en todo el mundo.
Según la cancillería rusa, el “uso arbitrario del derecho a vetar la entrada en EEUU en ausencia de respectivas resoluciones judiciales y en detrimento de la presunción de inocencia provoca rechazo, tanto desde el punto de vista legal como ético”. La decisión de Obama de prohibir la entrada a EEUU a personas implicadas en violaciones de los derechos humanos y casos de genocidio forma parte de la estrategia de seguridad nacional para 2011, según explicó la víspera el propio mandatario estadounidense.
Además hay que tomar en consideración, que este año Estados Unidos planeaba abolir la enmienda discriminatoria de Jackson-Vanik respecto a Rusia, que bloquea su entrada en la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero ahora esto está supeditado a la “lista de Magnitski”.
La potencia norteña a pesar de su crisis y del crecimiento ruso, quiere seguir imponiendo sus rituales, que en el fondo lo que intentan es condicionar el desarrollo de las economías emergentes.