Hace pocos días se conoció un informe sobre la credibilidad de los medios de comunicación en EEUU, elaborado por el Centro de Investigación Pew para el Pueblo y la Prensa (Pew Research Center for the People & the Press su nombre en inglés), una organización pública, independiente, no partidaria, que tiene su sede en Washington, DC, que se dedica a estudiar las actitudes hacia la política y la prensa, cuyos trabajos lo utilizan como fuente de información valiosa, dirigentes políticos, periodistas, académicos y ciudadanos de todo el mundo.
En dicho trabajo, Pew señala que “Por segunda vez en una década, las clasificaciones de credibilidad para grandes organizaciones de noticias han caído significativamente en nueve de 13 organizaciones de noticias analizadas”, y continúa, “La caída de la credibilidad afecta a las organizaciones de noticias en la mayoría de los periódicos nacionales, como el “New York Times” y “EE.UU. Hoy en día”.
En la Argentina, no existe una organización similar a la de EEUU que específicamente mida la credibilidad de los medios, pero si existe desde hace muchos años el Instituto Verificador de Circulaciones (IVC) que brinda informes mensuales sobre la venta neta de ejemplares de los medios gráficos que audita, que están asociados a esta institución.
De todos los medios generalistas auditados por el IVC, solamente tres son editados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Clarín, La Nación y Diario Popular, que en ese orden desde hace muchos años ocupaban los tres primeros lugares en materia de circulación neta paga, pero que en los últimos cuatro años, el rating comenzó a modificarse.
El costo del plan destituyente
Comparando las ventas netas de ejemplares que actualmente venden Clarín y La Nación, con los que vendían en diciembre de 2007 -mes de asunción del primer mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner-, se observan en ambos casos, caídas dramáticas de circulación, que aún no encuentran un piso.
En el caso del “gran diario argentino”, que en diciembre de 2007 vendía un promedio diario de lunes a domingo de 389.099 ejemplares, en julio de este año, el IVC le auditó 229.824 ejemplares, es decir, una pérdida de casi 160 mil ejemplares promedio diario, que importa una caída del 40,93 %. Si tomamos la venta sólo del día domingo, la caída en el mismo período es similar al promedio diario (38,12 %), pero en ejemplares el derrumbe resulta más espectacular, al superar los 288 mil ejemplares (740.519 contra 458.209 actuales).
El dolor de ya no ser
En el caso de La Nación, que en los últimos años venía ocupando el segundo lugar en ventas, ahora pasó al tercer lugar (superado con comodidad por Diario Popular). En diciembre de 2007 el diario fundado por Mitre vendía un promedio diario de lunes a domingos de 127.291 ejemplares, en julio de este año bajó a 71.290, lo que implica una caída en las ventas del 44 %, en tanto que si tomamos la circulación de los domingos, en diciembre de 2007 vendía 206.098 contra 107.175 actuales, el desplome fue de 98.923 mil ejemplares, es decir, una caída del 48%.
Diario Popular, en diciembre de 2007 vendía un promedio diario de lunes a domingos de 91.587 ejemplares, y en la última medición de julio de este año el IVC le auditó 89.345 diarios (-2,5 %); tomando sólo los domingos, la caída fue del 4 % (140.751 contra 135.259 actuales). Una notoria diferencia en la merma de circulación respecto a los del monopolio, cuyos voceros intentan explicar que se debe a que ahora los lectores se pasan a internet, y de ninguna manera admiten que sea consecuencia de la pérdida de credibilidad.
Premios y castigos
Como es lógico y de sentido común, la pérdida de credibilidad de un periódico se traduce automáticamente en la no compra del ejemplar, independientemente si lo sigue leyendo o no por internet. En nuestro país la caída de circulación no se verificó en los últimos cuatro años con numerosos diarios del interior que mantienen sus niveles de venta, e incluso algunos las han aumentado.
Comparado con lo que sucede con los diarios de las grandes capitales, el diario local refleja la agenda de temas, que su comunidad nunca le perdonaría que obvie, sesgue, ningunee, o directamente oculte. El editor de un diario local es permanentemente interpelado por sus lectores en un espacio comunitario en el que conviven e interactúan diariamente, chequeando en tiempo real la información que a diario reciben.
En rigor, lo que pasa con los grandes diarios del mundo, incluidos los dos medios gráficos del monopolio mediático (Clarín y La Nación), sus caídas en las ventas tienen que ver con el rol de voceros del capitalismo financiero, que asumieron a partir del surgimiento del neoliberalismo, abandonando el lugar de contrapoder que históricamente los caracterizó
El Grito de Mitre
Como lo señalamos en esta columna la semana pasada, Casación había ordenado a su Sala III para que “sin más trámite” determine qué juez debe hacerse cargo de la causa por la venta de acciones de Papel Prensa (expediente ya tipificado como de Lesa Humanidad), cuya resolución es inminente, y la primera medida que deberá llevar a cabo el juez que finalmente se haga cargo del caso, será resolver el pedido de la querella en esta causa -la secretaría de Derechos Humanos de la Nación-, que oportunamente solicitó la indagatoria y detención de Magnetto, Mitre y otros implicados en el expediente.
Era previsible que a medida que avanzan las distintas causas judiciales contra el Grupo, se iba a intensificar la ofensiva mediática de éste. Un ejemplo de ello es el texto de la violenta editorial de La Nación de este domingo, uno de los últimos que escribe su director, Bartolomé Mitre, antes de que sea llamado a indagatoria por la causa Papel Prensa.