Por Diego María Gallardo.
Dialogamos con Horacio Gilberto, delegado y vocal del SUTEBA La Plata, sobre el SAE (Servicio Alimentario Escolar). En este sentido, el referente sindical sostuvo la importancia de la escuela y su rol social que se profundizó con la pandemia.
DMG. ¿Qué sucede con la plata del Servicio Alimentario Escolar en La Plata?
HG. Es de público conocimiento que esta Pandemia no sólo nos desafió a descubrir y probar nuevas maneras de hacer escuela, sino que también agudizó las desigualdades preexistentes. La escuela sin correrle el cuerpo y poniendo a disposición no sólo la estructura edilicia sino los recursos humanos. Las y los docentes además de pensar y buscar nuevas estrategias pusimos nuestras manos para hacer que le llegue a cada familia el material de estudio y un módulo alimentario. Este módulo alimentario es un refuerzo que entrega la escuela y consta de productos no perecederos, harina, aceite y luego de una discusión profunda con el municipio, se logró que entreguen también productos frescos.
A lo largo de los años la función de la escuela fue variando, pero siempre fue la institución del Estado que estuvo presente para acompañar, aún en los malos momentos, a todas las familias que lo necesitaran”.
DMG. ¿Cómo se han estado manejando en este contexto pandémico?
HG. Desde hace un año y dos meses en las escuelas estamos trabajando no sólo con la continuidad pedagógica sino acompañando a las familias en este momento tan complejo para toda la sociedad.
Como siempre, hemos funcionado como primera línea frente a los momentos difíciles que enfrentamos como país, desde el primer momento las y los trabajadores de la educación implementaron las estrategias necesarias para conectarse con cada uno de los estudiantes para que sepan que íbamos a seguir estando ahí, tratando de aprender una manera distinta, pero priorizando el valor de la vida, la salud de ellos y la nuestra. Además, tuvimos que ponernos a disposición para continuar con algo que no es la línea principal de la escuela, pero que también fue creciendo en los últimos años, que es la organización de los comedores escolares”.
DMG. ¿Cómo actuaron las autoridades provinciales y sus municipios?
HG. Rápidamente las autoridades provinciales delegaron en los municipios la responsabilidad de organizar la logística y así llegar a la mayor cantidad de vecinos para satisfacer una necesidad que quedó trunca con el paso a las clases no presenciales. Se elaboró una suma de dinero que contemplaba la compra de mercadería con valor nutricional que aporte a la comida de las familias y las ayude en tiempos donde el trabajo, sobre todo el informal, escaseaba. No era para todo el mes, pero cada quince días se entregaban un módulo para ayudarlas y transitar esta situación con un poco de ayuda.
DMG. ¿Surgieron problemas con la logística?
HG. El primer problema surgió cuando nos encontramos en las escuelas armando los bolsones con la mercadería a granel, algo que implicaba la exposición al virus y obviamente nos desviaba de nuestra función que era principalmente estar atentos a cuando venían nuestros alumnos para acercarles las tareas o darles alguna devolución sobre una tarea ya enviada. Pero sin pensarlo los docentes se hicieron cargo de armar, en algunas escuelas más de 1.000 bolsones para que cada familia pueda llevarse algo de mercadería.
DMG. ¿Cómo fue el trato con la municipalidad de La Plata durante todo esto?
HG. En La Plata fue una discusión muy compleja la de llegar a un acuerdo con la municipalidad, ya que sólo adjudicó la responsabilidad de entregar la mercadería a 3 empresas. Tres empresas que sólo una es del distrito, y que tenían que hacerse cargo de entregar más de 60.000 módulos, ya vemos cómo se apunta a la concentración de recursos, además de generar un gran problema a cada proveedor a la hora de conseguir los productos.
El segundo problema planteado fue que se necesitaba productos frescos y nutritivos, nuestra ciudad al tener un cordón frutihortícola tan grande se podría haber consensuado para que el dinero quede en la ciudad y en las manos de los productores, además de que los estudiantes reciban alimentos frescos y de calidad; bueno el resultado fue que llegaron zanahorias, la única verdura que no se produce en la Ciudad.
Podemos continuar enumerando situaciones irrisorias como el pedido de los pliegos licitatorios que nunca se vieron, o la falta de control frente al cambio de productos o el margen que utilizaban para llegar a las escuelas, pero el fin de esta nota es otro. Es tratar de buscar la manera que se mejore la calidad alimenticia, y para que eso suceda son necesarios debates honestos y sinceros. La Municipalidad de La Plata tiene estructura suficiente para hacerse cargo de manera indicada de darles a los estudiantes de la ciudad una comida sana y nutritiva, esperemos que se pongan a la altura de las circunstancias.
28/05/2021