Las masacres de “Barrios Altos” y “La Cantuta” son algunos de los casos más emblemáticos del terror que vivimos en el Perú, durante la dictadura de Alberto Fujimori. En el 2009, Fujimori fue condenado a 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad.
* Por Jesús Rojas
El Tribunal Constitucional (TC) ordenó la liberación inmediata del dictador Alberto Fujimori, quien en el 2009 fue condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad. En cualquier parte del mundo siempre la justicia estará determinada a intereses o posiciones políticas. Esa cuestión de la independencia de poderes siempre será una burda verdad para los ingenuos o para los que deseen creer semejante estupidez.
El Tribunal Constitucional no solo se burla de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), sino que lo hace con los familiares de las víctimas asesinadas por mandato de Alberto Fujimori. El Perú es ese país donde un dictador ordena asesinar y la injusticia ordena liberarlo. Las masacres de “Barrios Altos” y “La Cantuta” son algunos de los casos más emblemáticos del terror que vivimos durante los años 90`. Eso, sin mencionar las torturas, las esterilizaciones forzadas de mujeres, desapariciones forzosas de miles de personas –que hasta la actualidad sus familiares no encuentran justicia-, etc.
A veces creo que, somos un país de cobardes, sin sueños, sin memoria. Me cuesta entender como un japonés nos convirtió en un país corrupto, mafioso, delincuencial y genocida. Nos hundió, luego nos disciplinó y nos condenó a la miseria. ¿Qué hicimos para merecer esa perversa herencia? Poquitos se animaron a hacer algo, otros se corrompieron y la gran mayoría no hizo nada.
Tras la orden de TC, Keiko Fujimori declaró: “Estamos con mucha alegría, pero también entendemos que vamos a esperar con mucha prudencia”. ¿El Perú se pondrá contento con la liberación de un genocida? No lo creo, porque siempre, siempre, el mejor lugar para un sanguinario es la prisión. Eso solo puede ser la salvación para la memoria del pueblo peruano.
Hace décadas, Zavalita se preguntó: ¿En qué momento se jodió el Perú?, esa interrogante durante muchos años me ha dado vueltas en la cabeza, pero hoy puedo decir que, Zavalita jodió esa pregunta cuando decidió apoyar a Keiko, hija del dictador Fujimori. Y así muchas veces se jode una pregunta y también se jode un país.
En el año 2017, el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) concedió el mal llamado “indulto humanitario”, porque en realidad era un acuerdo corrupto del mandatario con el Congreso. En aquella oportunidad, la población salió indignada a las calles, el rechazo popular fue contundente y PPK no tuvo otra salida que dar marcha atrás. Así Fujimori se quedó en la cárcel.
En esta oportunidad, las organizaciones sociales convocaron a una marcha en frente del Palacio de Justicia para repudiar la orden del TC. Lamentablemente el poder de convocatoria no ha podido ser masivo. Por el momento, la gente está más preocupada en bailar en frente del Palacio de Justicia, sin involucrarse. A veces creo que, esa imagen es el Perú, un país indiferente y que baila sin ver sus propios problemas. También creo que es más lindo bailar junto al pueblo y no alejado de ellos.
La liberación de Fujiimori, simplemente, es una burla para el Perú
No hay que disociar el fujimorismo del régimen de Dina Boluarte, quien este 7 de diciembre cumplirá un año en el ejecutivo. Durante sus primeros meses se dedicó a cometer masacres, como sucedió el 15 de diciembre en Ayacucho, el 17 de enero en Puno y en varios rincones del Perú. Pero no solo eso, sino que se sostiene sin un programa, sin un plan y con mucha autoritaria improvisación. Su continuidad depende del acuerdo con la organización criminal del fujimorismo y con los partidos de derecha. No es menor que en pleno ejercicio de su mandato el TC haya ordenado la excarcelación de Fujimori.
No importa si el régimen de Boluarte tiene casi el 90% de desaprobación, las encuestas nunca han servido para nada -ni siquiera para inclinar para un bando la opinión- y nunca servirá para nada. Lo que interesa es la realidad, y la verdad es que el pueblo sigue envuelto en su letargo. Por ahora, las calles están solas, vacías, pero poco a poco el silencio se agota y se despiertan voces.
La liberación de Fujiimori, simplemente, es una burla para el Perú. A veces pienso que para América Latina somos el mejor ejemplo de distopía. No hago futurología, pero algún día el mañana será para todos y todas.
Estas líneas no escribo con tristeza porque entendí que los pueblos tristes nunca vencen. Solo voy a finalizar estás líneas con lo que una vez me dijo un amigo: «El Perú es un país de cojudazos». Y la verdad, a veces creo que soy un cojudazo, sin embargo, estoy convencido de seguir viviendo en el Perú.
* Profesor y periodista. Contacto: +51 952146808
07/12/2023