Walter Barboza
Campean tiempos duros. La maduración de algunos candidatos no llegó y el FpV debió recurrir a candidatos de perfil bajo, o de escaso reconocimiento público, para afrontar una de las compulsas más importantes y decisivas de su historia como fuerza política o proyecto en transformación constante: Martín Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora, Juliana Di Tullio -actual jefa del bloque de Diputados- y Verónica Magario, Presidenta del Concejo Deliberante de La Matanza son los nombre que el núcleo duro del Kirchnerismo eligió para la patriada. El dato no es menor y da cuenta de la decisión de la propia presidenta de encabezar la campaña que se viene.
Los nombres no dicen mucho, o dicen aquello que para muchos analistas comienza a ser un dato significativo del proceso político iniciado en 2003, y es que la política doméstica e inmediata, es decir aquella que es visible en lo cotidiano y que más fuertemente se hace carne en la gente, es la que condicionará el resultado de las PASO y de las generales de octubre.
El Tranvía ha señalado siempre la carencia de intendentes capaces de comprender la dimensión histórica del cambio de época. Esa falta de lectura les ha impedido convertirse en mediadores entre las necesidades de la gente, del vecino común y corriente, y la política a nivel nacional. Aquel habitante de los barrios más populosos de la provincia de Buenos Aires (tomamos como ejemplo esta provincia por su densidad demográfica), sumado a la volatilidad de la clase media, entienden que muchos de los problemas de sus vidas pasan hoy por la solución al déficit de los servicios públicos: transporte, energía, agua corriente, gas, recolección de residuos, ordenamiento del tránsito, salud, seguridad, desarrollo urbanístico, desarrollo cultural, rutas, caminos, avenidas, señalizaciones, entre otros tantos, han configurado un intríngulis de difícil resolución en lo inmediato.
En ello contar con un núcleo de intelectuales capaces de comprender, analizar, teorizar y echar luz sobre la etapa histórica no es suficiente, si ello no tiene un correlato con la acción política territorial. Y allí reside otro de los déficits del momento: Lo que “Juan Pérez” necesita en lo inmediato es otra cosa y esa ha sido una dificultad que ha acompañado a los movimientos populares a lo largo de la historia.
Ha sido más difícil para el gobierno de Cristina Fernández luchar contra las contradicciones internas, que con las contradicciones externas. Estas PASO marcarán eso: Massa, y los hombres que lo acompañan, Felipe Solá, el intendente de Hurlingham, Luis Acuña, son la muestra. Una experiencia que además estará fuertemente marcada por el apoyo que recibirá el Intendente de Tigre por parte del ex Coalición Cívica Adrián Pérez, el armador duhaldista Jorge Sarghini y figuras del espectáculo como el actor Fabián Gianola, la periodista de TN Mirta Tundis y el empresario José de Mendiguren.
Está claro, armar frentes políticos sin programa de gobierno tampoco es útil a los fines de avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, pero, si de aprovechar la coyuntura para socavar el poder gobernante se trata, es importante y puede resultar lacerante.
Por eso es menester señalar que la oxigenación de los espacios políticos, hubiera sido de vital importancia para avanzar en la construcción de una fuerza social organizada capaz de sostener lo hecho y de profundizar el proceso. Pero ello no ocurrió y la imposibilidad de que nuevos cuadros ganen visibilidad y experiencia pareciera haber comenzado a obturar el camino.
La visión crítica de las propias prácticas políticas, la comprensión del momento histórico para traducirlo en lo comunal, o barrial, con un poder centrado en lo local y la depuración de esas estructuras en lo municipal, hubieran resultado signos distintivos de una profundización del proyecto. Ahora las PASO están en camino.