Ya es casi inevitable que el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri se baje de su candidatura presidencial para competir nuevamente por la ciudad. Tanto Clarín como La Nación que son medios afines a Macri lo vienen anunciando desde hace ya algunos días.
Como señales certeras ya suspendió el acto que tenía previsto para el sábado en Costanera Norte y manifestó que está repensando su situación. Otro candidato a presidente que se bajó esta semana para competir por idéntico trono es el cineasta Pino Solanas, y a pesar que este último no modifica sustancialmente el mapa electoral de octubre, no es lo mismo que lo haga Macri, quien hasta hace no mucho era junto a Ricardo Alfonsín, una de las dos cartas que se jugaba la oposición para enfrentar la reelección de Cristina Fernández.
Ahora queda solamente el hijo del ex presidente radical para competir contra la primer mandataria, y en una encrucijada que aún no está resuelta, y que podría derivar en una nueva candidatura presidencial como podría ser la del gobernador santafesino Hermes Binner. El acercamiento de Alfonsín a De Narváez puede colisionar su alianza con el GEN de Stolbizer y los socialistas, y hacer que este sector se acerque a Proyecto Sur y al candidato cordobés Luis Juez, cosa que Solanas viene pregonando desde hace algún tiempo. La oferta electoral de la UCR si se diera este escenario viraría de un perfil de centroizquierda hacia uno de centroderecha más afín al que deja vacante la renuncia de Macri. Carrió se presentará casi seguramente como el término más testimonial del lobby empresarial, y esto es lo que intenta demostrar en su actual viaje a los EEUU, asegurando que ella garantizaría la seguridad jurídica y el combate efectivo a la corrupción. Mientras que no se sabe certeramente que harán los residuos del fracasado Peronismo Federal, los partidos trotskistas lograron un inédito acuerdo electoral intentando mostrar que no es la fragmentación su sello constitutivo.
Planteado este escenario político a seis meses de las presidenciales ya los medios hegemónicos comienzan a mostrar que sino media algún milagro, la reelección de Cristina será inevitable, como lo dice hoy Luis Majul, y ayer Morales Solá en sus respectivos editoriales en La Nación. El único escenario que pueden predecir hoy es el del conflicto entre las fuerzas mismas del oficialismo como lo hace Carlos Pagni hoy hablando de las tensiones que se vienen entre la presidenta con el líder de la CGT y el gobernador Daniel Scioli, o Ricardo Roa hoy en Clarín titulando que Moyano borra lo que firma, aludiendo directamente a sus acuerdos con Cristina.
Si todo esto es lo que se viene, es decir que se gana cómodo en octubre, desde las filas del proyecto nacional y popular se impone más que nunca el debate sobre la profundización del modelo.