Néstor Piccone
El poder real, en su relación con el kirchnerismo, tiene altas y bajas.
El primer golpe concreto contra la reelección se lo propinó cuando nacionalizó la campaña contra Carlos Rovira en Misiones. Fue un ejemplo disciplinador. Algunos de los dueños del poder saben que en este momento no pueden permitir la re-reelección de Cristina y por eso comenzaron a instalar el tema a pocos días de que ella asumiera el segundo mandato. Su principal objetivo es volver a conducir el proyecto político cuestión que se le viene negando desde 2003 en adelante.
Cuando apareció el proyecto de Ley de Medios el Poder apostó a lograr que la misma no pasara en el Congreso, se equivocó. Sabe que el 7 de diciembre algo parecido puede volver a pasarle. El Poder no es infalible pero existe y el Poder no son sólo los Medios.
El poder no necesita discutir con nadie para imponer su agenda. El Poder armó el Programa de la Marcha del jueves 13 de setiembre: cepo cambiario, inseguridad, libertad, no al miedo, conferencia de prensa, no a la cadena nacional repudio a la política y a la presidenta de la Nación.
Hace unos años, hablando con alguno de los cuadros políticos del gobierno cubano, reconocían que en su país y luego de (por ese entonces) más de 40 años de gobierno había más de un 10 por ciento de la población que era opositora.
No existe ningún gobierno que pueda abarcar con su política al 100 por ciento de la población. Es una ley de la naturaleza humana y el Poder lo sabe por eso le alcanza con una foto de miles para convertirla mediáticamente en mayoría.
Pocos meses antes de que el gobierno lanzara las retenciones móviles para el agro, el gobierno de Cristina Kirchner había impuesto el mismo sistema para la producción petrolera. Pero el Poder no pudo sacar gente a la calle. En el año 2004 el padre de Axel Blumberg supo convertir su bronca de padre con un hijo asesinado en un programa de acción política contra la inseguridad y/o sus sensaciones térmicas. El Poder encontró un actor masivamente movilizado y logró cambios reaccionarios.
Ejemplos no sobran para mostrar cómo se reactiva la reacción contra los avances que en democracia se realizan para construir una sociedad que tenga en el Estado un aliado y no un enemigo; un Estado que avance sobre el derecho a ciudadanía para todas las minorías discriminadas por el Poder real. Un Estado que nacionalice y estatice, distribuya e incluya.
No es fácil para el Poder movilizar gente, pero cuando lo logra tiene la facilidad de amplificar mediáticamente esa foto y mover subjetividades.
En la Argentina de hoy no es la política la que puede canalizar la movilización. El único que puede capitalizar una marcha como la del jueves es el Poder real. Ese Poder que nunca explicita su agenda real.
El Poder real que tiene Medios hegemónicos está en condiciones no sólo de armar una agenda sino también de organizar acciones políticas.
Si la política, sea de derecha o izquierda, deja en manos de los Medios el hacer político, es el Poder quien conduce desde los Medios. A través de la Comunicación (tecnología y contenidos) se condiciona el funcionamiento del sistema político, social, económico y cultural. Y esto también aparece detrás de las marcha del 13 de septiembre. Es el Poder de lo no dicho.
Por eso está bien denunciar el poder del monopolio mediático y la manipulación de de los Medios, pero también es fundamental crear las condiciones que permitan democratizar la Comunicación.
Una manera de romper la cadena de medios opositores es recuperar el espacio público para difundir y defender participativamente el Proyecto Nacional y Popular.
La Ley de Medios es una herramienta que tiene en el 7 de diciembre la posibilidad de dar un paso clave: desmonopolizar el mapa de Medios. De allí en más comienza otra etapa que es la de trabajar sobre la multiplicidad de voces para democratizar la Comunicación. Comienza el debate sobre la sostenibilidad del nuevo mapa de medios. El 7 de diciembre debería ser un día de fiesta para la democracia. Para lograrlo lo mejor es volver a instalar en la sociedad las ideas que movilizaron a miles de argentinos por la promulgación de la Ley.