Yanina Lofvall
De un tiempo a esta parte han surgido en nuestro país cada vez más especialistas en opinología, son catedráticos de la pantalla chica, radios, gráfica y también militantes de partidos políticos. La característica principal de este movimiento es tomar temas de batalla y latiguillos sin argumentos, sin fuentes pertinentes, que abren interminables debates carentes de fundamentos.
“El código es un premio a los narcotraficantes”, “La cárcel tendrá puertas giratorias para los delincuentes”, “que expliquen qué pensaban cuando escribieron ese mamarracho de Código” Son frases de título de diario amarillo, con nulo análisis político, dejando afuera el debate intelectual ideológico que se debería dar en el ámbito legislativo y no en actos políticos o en informativos de la tarde. Pero quizá, nos hemos acostumbrado a eso, eso consumimos y se reproduce cual fiebre amarilla sin que nadie pida los argumentos de estos latiguillos.
Sin ninguna intención de ponernos en catedráticos punteamos ideas que creemos son las “construcciones sociales” que deberíamos estar debatiendo.
El “ante proyecto” intenta reformar un código penal que data de 1921, con una gran cantidad de parches históricos que hacen un código tedioso, más la incapacidad de juzgar determinados delitos por no estar contemplados en el mismo. Por lo tanto entendemos que no podemos rechazar la reforma, si dar a conocer el proyecto y dar la apertura al debate de cómo dar esa reforma.
Por otra parte es interesante destacar como explicó el juez Eugenio Zaffaroni que el anteproyecto fue redactado por múltiples fuerzas políticas que poseen diferentes visiones. Participaron del anteproyecto el PRO, la UCR, el FAP y el PJ. El Congreso de la Nación argentina es el ámbito en el que deben discutirse y definirse estos temas, dónde se encuentran los representantes votados en elecciones legislativas.
Zaffaroni destaca además que no se puede abolir la “prisión perpetua” porque la prisión perpetua no existe en nuestro país, históricamente se le llama así a la pena máxima (30 años)
La reforma del código plantea en su anteproyecto incorporar delitos que no están tipificados, que atentan contra la vida de las personas y se replantean los delitos menores ya que el actual código prioriza el valor de la propiedad más que el de la vida. Una persona por robar un auto puede estar diez años preso y por matar a alguien cuatro.
Por otra parte es interesante destacar cuando hablamos de delitos menores la corriente de “abolicionismo carcelario”, teniendo en cuenta que llenar las cárceles de “delincuentes” no ha solucionado el problema de la inseguridad y lo ha agravado, por las situaciones de extrema violencia y vulneración de derechos básicos que sufren los internos. Si hay algo que no hace el sistema carcelario es reinsertarlos.
El abolicionismo carcelario no plantea eliminar el “castigo” plantea eliminar la punición, la cárcel, la prisión preventiva ante cualquier delito ya que esto no resocializa al individuo ni logra resarcir al damnificado. Por lo tanto el castigo debería ser algo que repare el delito cometido.
Ponemos a disposición de nuestros lectores el ante proyecto que generó el debate:
http://noalviejocodigopenal.org/