De aspecto escalofriante, sonrisa macabra y una mirada aterradora, Momo regresó y amenaza con transformarse, literalmente, en una verdadera pesadilla para los niños, y una fuente de preocupación para los pares.
El Momo Challenge hizo su perversa aparición en 2018 a través de la aplicación WhatsApp, con un supuesto «desafío» en el que incitaba a niños y adolescentes a autoflagelarse o realizar acciones riesgosas. Pero en los últimos días, Momo volvió a ocupar el centro de la escena a partir de los comentarios y denuncias de padres sobre la aparición inesperada de la siniestra criatura en videos y dibujos animados infantiles, a los que se accede a través de distintas plataformas digitales.
Muchos padres denunciaron que sus hijos tienen pesadillas, no pueden conciliar el sueño, tienen temor de quedarse solos e incluso adopta conductas autolesivas.
Especialistas de Informática y Psicología de la Universidad Nacional de La Plata analizan el fenómeno y recomiendan cómo actuar.
MOMO, UNA TRAMPA TECNOLÓGICA QUE SÓLO LOS PADRES
PUEDEN DESACTIVAR
* Por Einar Lanfranco, Coordinador del Centro de Respuesta a Incidentes de Seguridad de la UNLP
“La tecnología se complejiza y con ello las personas –niños y grandes- seguimos siendo presas fáciles para los atacantes que utilizan la web para hacer daño, cometer abusos o realizar fraudes. Por eso, una de las claves es concientizar a los padres para que instruyan a sus hijos en el uso de internet y, especialmente, de las redes sociales”.
El caso de momo, deja al descubierto precisamente esta falta de concientización. Así como los padres no dejan a sus chicos salir solos de noche, tampoco deberían dejarlos solos en internet, donde el ecosistema es mucho más amplio y está colmado de usuarios que interactúan de forma anónima.
Las campañas de momo se están viendo por distintos medios:
* Redes sociales tipo Whatsapp, donde se distribuye un número de teléfono que los chicos agregan a su lista y comienzan a conversar con alguien que, eventualmente los extorsionará/convencerá para que hagan determinada cosa. En muchos casos suele tratarse de hacer a otro o hacerse a sí mismo algún tipo de daño físico.
* Redes sociales de tipo Youtube, los usuarios malintencionados suben
videos con contenido oculto. Por ejemplo, circulan videos de música o juegos para niños que en el medio llevan insertas imágenes de Momo, nuevamente invitando a los chicos a lastimar o lastimarse.
El objetivo es, generalmente, monetizar el tema. Eventualmente el autor del ataque querrá robar algún dato privado, un video, una foto, o algo que pueda serle de utilidad. De la misma manera que los pedófilos, hay gente que consume niños
lastimándose.
Somos una presa fácil. Momo no es ni más ni menos que un método para acceder a los más pequeños, así como el reto de la Ballena Azul u Olivia (bot que envía pornografía) son más para adolescentes, o los chats falsos del
sexting son para los adultos.
Como recomendación, los padres deben instruir a los chicos para que
siempre recurran a ellos ante cualquier duda o miedo que les surja a partir de lo que consumen en internet. Que sus hijos tengan en claro que lo que está allí es virtual, y que jamás hablen con extraños. Y explicarles que si agregan un número de teléfono como el que circula por las redes, no estarán hablando con Momo ni con un espíritu, sino con una persona que, muy probablemente, no tenga buenas intenciones.
Finalmente, si quieren poner frente a los niños frente a la pantalla es importante que, al menos, elijan plataformas cuyo contenido es oficial -como Netflix, por ejemplo-, y no sitios con contenidos sin control provistos por la comunidad.
LA IMPORTANCIA DE REGULAR EL ACCESO DE LOS NIÑOS A LA TECNOLOGÍA
Por Amparo Gómez, profesora de la cátedra de Psicoterapia I de la facultad de Psicología de la UNLP. Matrícula 53.681
Este tipo de acciones, sobre todo en estos casos en que van dirigidas a niños de muy corta edad, nos vienen a advertir acerca de los riesgos y consecuencias del uso indiscriminado de distintos tipos de plataformas virtuales.
Para un niño cuya estructura está en un tiempo constitutivo, la regulación al acceso de distintos medios visuales y de información es fundamental para evitar conductas no deseadas. Por caso, la naturalización de la violencia en algunos juegos de video, luego se traduce en formas de actuar y responder con un alto grado de agresividad.
El niño es un sujeto que está, como dijimos, en un tiempo de estructuración. Es el adulto quien puede responder responsablemente por aquello que el pequeño no puede aún hacer de manera voluntaria. Nuestra “especie” no tiene ningún tipo de instinto de auto preservación que evite que el niño, de manera natural, sobreviva a distintos riesgos.
Esto quiere decir que somos los adultos quienes debemos ayudar para construir respuestas de cuidado de sí mismo y del otro. En este sentido es preciso advertirles en su lenguaje sobre aquellas cosas desagradables que puedan llegar a ver o escuchar. Y alertarlos especialmente para que no obedezcan a ningún desafío ni a nada de lo que se les pida hacer.
El niño, a diferencia del adulto, manifestara con las herramientas que dispone propias de su momento subjetivo. Es decir, esto implica estar a atentos a la forma en que los niños pueden llamarnos la atención sobre este tipo de fenómenos: a través de temores repentinos, retraimiento, pesadillas sistemáticas, o conductas de agresividad hacia sí mismo u otros, aparentemente inmotivadas.
En esos casos será importante que el adulto responsable, a través de la palabra, ofrezca argumentos claros para tratar de entender lo que sucede y transmitir seguridad y tranquilidad al niño.