“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado” Karl Marx- El 18 Brumario de Luís Bonaparte
Ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner reivindicó en Catamarca la figura de Felipe Varela, otorgándole el grado de General post mortem. Varela fue una figura emblemática de la segunda mitad del S. XIX impugnado por la historiografía liberal, pero también por la revisionista de corte nacionalista y rosista. El caudillo catamarqueño según esta última versión de la historia, fue parte del ejército de Urquiza que venció a Rosas en Caseros, y por lo tanto tildado de traidor. En 1965 se publicó en Buenos Aires un ensayo sumamente original para la época que se denominó Felipe Varela contra el imperialismo británico, el cual fuera escrito por Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luís Duhalde. Ortega Peña un decenio después fue una de las víctimas de la patota fascista denominada la Triple A, mientras que su compañero fue hasta su deceso este año, el secretario de DDHH de la nación, y uno de los baluartes de la política de enjuiciamiento por crímenes de Lesa Humanidad inaugurada por Néstor Kirchner a partir del año 2003.
En el discurso realizado ayer en la ceremonia de Catamarca, la presidenta expresó que: “A nosotros nos presentaron la historia fragmentada, como que nada tuviera que ver con nada, como si cada cosa no tuviera una causalidad” agregando que debemos conocer “la historia completa para no volver a repetir viejos errores que nos enfrentaron a través de consignas o conceptos culturales que poco tenían que ver con los intereses concretos, económicos y sociales de cada uno de nosotros”
Por otro lado, Cristina desmitificando algunas versiones de la historia agregó: “Porque nos venden la visión edulcorada y la verdad que lo más valioso de esos hombres y mujeres es que no fueron santos ni ángeles, porque cuando uno es santo o ángel, casi tiene la obligación de ser bueno, es imposible no ser bueno, por eso sos santo o ángel.
Lo importante es ser hombres y mujeres de carne y hueso y jugarse la vida por la patria, por los ideales y por las convicciones, con errores y con aciertos, pero jugarse la vida. Eso es, en definitiva, lo que los han hecho diferentes; no eran perfectos, pero dieron su vida por un proyecto colectivo de país y de nación. Y en el caso de Felipe Varela, defendiendo a la patria grande como lo han hecho tantos”
La historia siempre se escribió desde algún lugar que no es neutral. Hacer la historia lo más aproximadamente posible, implica rastrear en todas las versiones hechas sobre ella, ya sean desde la óptica liberal, revisionista, socialista, nacionalista, etc., privilegiando las diferencias. Más o menos con esas palabras el antropólogo (ya fallecido) Guillermo Magrassi se lo expresaba a quien esto escribe allá por los ’80 durante una entrevista realizada para una publicación alternativa. Establecer una lectura de la historia planteada en esos términos ahonda principalmente en los relatos, tal como planteara W. Benjamín en El Narrador, al hacer mención a Heródoto, aquel célebre historiador griego de la Antigüedad. Establecer el devenir histórico si bien precisa de narraciones y material de archivos, hay que precisar que cuenta con una determinación en última instancia, al decir de Marx que consiste en la estructuración de la economía, y por ende de los sujetos políticos sobredeterminados por ella. Sino fuera así la historia sería solamente producto de la voluntad. Implica por lo tanto pasar de una concepción filosófica o ideológica de la historia, a una concepción científica sobre ella.