Por Osvaldo Drozd
El pase de Francisco de Narváez a las filas del Frente Renovador encabezado por Sergio Massa además de sugestivo, despierta varios interrogantes. El Colorado si bien se suma al armado del tigrense bien podría estar alineado tanto con Mauricio Macri como con Daniel Scioli.
El sábado 27 de octubre de 2012, el matutino La Nación publicaba una entrevista a José “Pepe” Scioli. Pasaron de esto poco más de años. El hermano del gobernador le dio la entrevista a Diego Sehinkman, quien en el primer párrafo señalaba que: “La siguiente sesión tuvo lugar en el búnker que Francisco de Narváez tiene en Las Cañitas, donde el paciente José ‘Pepe’ Scioli trabaja como asesor”. Además de resaltar en la nota que su hermano Daniel será el Mandela argentino, dijo que: “Yo voy a pelear para que Scioli sea presidente y que Francisco sea gobernador”.
Subrepticiamente De Narváez desapareció de la escena política. Tanto es así que legisladores provinciales que respondían a sus órdenes, afirman hoy que al Colorado hace más de un año que no lo ven. Entre tanto Pepe Scioli pasó a formar parte del armado de su hermano, dejando de ser una de las principales espadas del empresario colombiano.
Otro pase que ocurrió casi desapercibido fue el de Gustavo Ferrari. Este abogado y empresario tras desempeñarse como diputado nacional elegido por la Provincia de Buenos Aires entre 2009 y 2013 por la Unión- Pro, cuando De Narváez se impusiera en las elecciones de medio término; tras finalizar su mandato se incorporaría a la gestión del gobernador bonaerense. El 28 de noviembre de 2013 la agencia Télam titulaba “El denarvaísta Gustavo Ferrari asumirá como asesor de Scioli” en referencia a que el empresario fuera designado por el gobernador, al frente de la Asesoría General de Gobierno, tras dejar el lugar en el Congreso. Según Télam Ferrari era un “hombre de máxima confianza de Francisco de Narváez”.
Si se buscan más vasos comunicantes es posible encontrarlos, ya que otro resonado pase fue el de la también ex diputada nacional Natalia Gambaro, a quien Scioli designó como normalizadora de la entidad que había precedido el padre Grassi. Gambaro también provenía del peronismo disidente y se pasó al sciolismo.
Todos estos pases del denarvaísmo al sciolismo fueron casi inadvertidos. Cualquier seguidor habitual de las noticias hubiera pensado que el Colorado estaba poniendo fichas a la candidatura presidencial del gobernador bonaerense, para luego anotarse como precandidato a gobernador. Sí, el Colo se anota como candidato, pero esta vez por el massismo. Algo extraño tal vez, si no se conocieran los vaivenes de Martín Insaurralde.