Osvaldo Drozd
Hace poco más de una semana, el presidente Santos expresó que desearía que sus políticas sean reelegidas. Una forma elíptica de manifestar su deseo de ir por la reelección, y de hecho revivió la Fundación Buen Gobierno que fuera fundada por él mismo en 1994, con la intención de convertirla en una asociación que promueva centros de pensamiento donde reconocidos dirigentes políticos e intelectuales se den cita, no sólo para debatir los principales problemas el país, y plantear posibles soluciones desde una perspectiva independiente y académica, sino que sirvan también como plataforma para la defensa de ideologías y programas de gestión. Buen Gobierno se convertiría en la principal usina para la reelección del mandatario, y en ella ya forman parte el ex ministro estrella del actual gobierno Germán Vargas Lleras, el general (r) Oscar Naranjo y la ex titular de la Unasur María Emma Mejía, entre otros. Esta posibilidad que se plantea desde el oficialismo, no parece asustar más que a la extrema derecha, ya que desde La Habana el dos de la guerrilla y actual negociador por las FARC Iván Márquez expresó que “necesitamos tiempo para construir un buen tratado de paz”, por lo que la posibilidad de que el presidente Santos se presente a una reelección es una circunstancia que “libera de presiones innecesarias” los tiempos del proceso. Otro jefe fariano, Rodrigo Granda, dijo que “la Constitución, modificada en un articulito para la reelección de Uribe, permite que se reelija” y que Santos “está en su pleno derecho”.
Si bien Santos fue elegido en 2010 por el partido de la U, hoy esta fuerza se encuentra dividida entre los que lo apoyan y los que son proclives a seguir al ex presidente Uribe, por lo cual, una de las estrategias que maneja el mandatario y que se encuentra en estado sumamente avanzado es sumar al Partido Liberal –del cual formaba parte– y a Cambio Radical. De hecho, Vargas Lleras es parte de este último agrupamiento. Otra variante para los comicios del año entrante es la posibilidad de que el progresismo y la izquierda, a través del llamado a una consulta constituyan un gran frente. Tanto el Movimiento Marcha Patriótica en el cual revista la ex senadora Piedad Córdoba, el Movimiento Progresistas del alcalde bogotano Gustavo Petro, el partido Visionarios del ex candidato presidencial Antanas Mockus, y País Común, que tiene como vocero al líder indígena Feliciano Valencia son parte de ese posible frente. Y si bien a pesar del movimiento revocatorio que viene desarrollando la ultraderecha, el alcalde de Bogotá Gustavo Petro sería el más indicado para ser el candidato presidencial de esa coalición, desde su entorno ya se deslizó que Petro sería candidato recién en 2018. Por su parte, el nuevo secretario de gobierno de Bogotá, el experimentado Guillermo Jaramillo, expresó en una entrevista realizada por el portal OlaPolítica, que siendo Progresistas una fuerza minoritaria debiera tejer alianzas con sectores que excedan el espacio de la izquierda, y en ese sentido se refirió tanto a Cambio Radical como al mismo presidente: “Santos necesita a Petro, tanto como Petro necesita a Santos. Si hay una Unidad Nacional con el Partido Liberal, con Cambio Radical o con la U, tenemos que entendernos con las gentes que apoyan a Santos, porque todos queremos la paz y la reconciliación de Colombia”, expresó Jaramillo agregando que los progresistas tienen total claridad de que deben “defender el gobierno del presidente Santos, porque así defendemos la democracia, para que los de izquierda podamos tener una oportunidad en Colombia”.
Mientras tanto, la ultraderecha, encarnada por Uribe, viene desplegando una activa campaña que va desde el intento por revocar a Petro, como revelar públicamente las coordenadas de una zona desmilitarizada por donde guerrilleros de las FARC iban a ser llevados a La Habana. Todavía no se sabe quién será el candidato presidencial, pero lo que sí barajan es llevar a Uribe a la cabeza de una lista, con la intención de meter 30 cupos en el Senado. La principal apuesta del progresismo colombiano para 2014 pareciera ser hacerle a la derecha un fuerte contrapeso en el Congreso, más que jugarse a una candidatura presidencial.
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