El neoliberalismo había creado un sentido común, que aseveraba que el desarrollo de la economía debía desembarazarse, no solamente de la inversión pública, a la cual denominó “gasto”, sino principalmente de los trabajadores, ya que supuestamente, en un mundo donde la tecnología cada vez se encuentra más desarrollada, se puede prescindir de gran cantidad de productores, reduciéndolos al mínimo para que sean reemplazados por los nuevos insumos de una sociedad denominada postindustrial. Reducir tanto el gasto, como el porcentaje de mano de obra, es lo que se conoció como ajuste, y la utopía neoliberal, soñaba con un planeta sin trabajadores, y sin estado que regule ni se involucre en el desarrollo de la especulación financiera. Tal es así que el creciente desempleo, fue considerado casi como un hecho natural, que implicaba un rumbo irreversible.
En la Argentina, cuando se comenzó a revertir efectivamente la crisis de 2001, donde el neoliberalismo había estallado en mil pedazos, se entendió que todo esa proclama era una simple ficción, pero este efecto no fue simultáneo en el resto de la configuración global, y hoy se puede observar que economías privilegiadas otrora, se precipitan cada vez más en profundas crisis. La receta argentina, a pesar de críticas como las del FMI, hoy cada vez son más observadas en la sociedad mundial, y no faltan especialistas notables que la promocionan como un insumo válido para combatir la actual crisis. No solamente superar el default, saldando la deuda externa, y despegar de las recetas del FMI, e incrementar el consumo constituyen el modelo argentino, sino también y de gran importancia resulta la recomposición de la fuerza laboral, combatiendo el desempleo y la desregulación laboral, para lo cual desde el año 2003 la gestión del ministro Carlos Tomada resulta decisiva.
Ayer se inauguró en Paris la cumbre de ministros de trabajo del Grupo de los 20, donde la presencia de Tomada adquirió relieves destacables. Supera la anécdota que previo a exponer ante sus pares del organismo multilateral, Tomada se reuniera con la secretaria general de la CSI (Central Sindical Internacional), Sharan Burrow, quien ponderó las políticas laborales implementadas en nuestro país manifestándole que “la Argentina es un país amigo de los trabajadores”.
Entre las consideraciones vertidas por el jefe de la cartera laboral argentina en la cumbre de ministros, conviene subrayar que dijera que hay que “volver a poner el empleo en el centro de la escena” señalando que “el empleo y los ingresos no deben ser políticas de segundo nivel, en el campo de las estrategias macroeconómicas”, resaltando que “no se trata sólo de jerarquizarlas, sino de que se incluya prioritariamente el objetivo del empleo y los ingresos en las restantes herramientas de política”.
Carlos Tomada indicó a su vez, ante sus pares del G20 que hay que crear “un nuevo sentido común» que «incluya a los ciudadanos del mundo, genere empleo, salarios y protección social para crecer con igualdad”.