Dora Roldán
Hay que ponerla en terapia intensiva, porque está muy enferma en su parte material. Pero queridos amantes de la cultura, su espíritu permanece más fuerte que nunca, pues nuestro pueblo ‘usina de talentos’ va a llevarle la gran medicina que es el acompañamiento en el dolor y la cura. Espero muy ansiosamente que cese la pena por esta enfermedad de nuestra vieja casita -que nos involucra a todos-, que se haga una gran consulta de especialistas en la materia y que por fin se cure, aunque tenga que ser trasladada a otro establecimiento de alta complejidad por la gravedad del caso. Por respeto a mis ancestros y a toda la gente que luchó para el gran cambio en la gesta del 17 de Octubre es que vuelco mi sentimiento de dolor en este humilde pero profundo mensaje. Ya me manejo para poder deambular con bastón, pero por amor a mi pueblo voy a todos los actos que realizan nuestras autoridades, sean de entrega de viviendas, luz, cloacas, gas, pavimento, o estén relacionados con el terraplén costero, obra faraónica de realización casi imposible de imaginar y que pudo frenar a la naturaleza que nos azotó tantos años. También encuentro que se avanzó en contención social: a mi puerta ya no vienen angelitos a pedir algo para comer con la consiguiente vergüenza por tener que afrontar esa responsabilidad; ya son los adultos los que se ocupan de esa tarea. En fin: me pone muy feliz ver a mi Berisso cada vez mejor, embellecido, bien iluminado, rejuvenecido. Pero mi mensaje es: espero que esto sea comprendido y que los grandes sanadores a nivel municipal puedan con su solvencia, buena y pujante gestión ocuparse de nuestra histórica pero vapuleada casita de cultura, porque sino vamos a tener un puerto para comunicarnos con el mundo, pero nuestra casita destruida y cerrada por el peligro que implica el estado de gravedad de esta enfermedad que comenzó en 1989, por una mala praxis. Berisso, capital histórica del peronismo.