El 26 de junio del 2002, asesinaron a los jóvenes militantes Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, quienes junto a miles de trabajadores ocupados y desocupados, cortaban el Puente Pueyrredón en reclamo de aumento salarial y de los planes sociales.
Como en junio de cada año, el próximo sábado 22 a partir de las 15hs, el Centro Cultural Mansión Obrera, la radio La Charlatana y el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Berisso, realizarán una jornada cultural y de lucha en la plaza de la calle Nueva York (2 y 170) en memoria de los jóvenes asesinados.
La jornada contará con la presencia de artistas locales, entre los cuales estarán Pedro el Colombiano, Juan Cruz y su acordeón, Campanas de palo Dúo, un grupo de folclore contemporáneo y el cierre estará a cargo de Lacoste, una banda de cumbia. Además, estarán presentes como invitados especiales de Berisso, La Plata y Ensenada e integrantes de organizaciones sociales y de derechos humanos.
La Charlatana de Berisso estará a cargo de la radio abierta con una emisión especial sobre la masacre de Avellaneda. Se realizarán talleres para niños durante la tarde, habrá una muestra de fotos referida a la fecha y la agrupación Arte al ataque de La Plata realizará un mural colectivo.
A partir de las 16hs el Productivo de comidas del Centro Cultural Mansión Obrera realizará una merienda con chocolatada y tortafritas. Habrá también un buffet a precios populares para disfrutar de una comida mientras se proyectan fragmentos de la película “La crisis causó dos nuevas muertes” y del documental “Darío, la dignidad rebelde”.
Hacia el final de la jornada, alrededor de las 22hs, se realizará un fogón con una mística cultural de cierre. La intención será, durante todo el día, la de mantener activa la memoria, recordando las figuras de Darío y Maxi como ejemplos de la militancia y de la lucha de quienes apuntan día a día a un cambio social desde abajo reivindicando los derechos y la dignidad humana.
A 11 años de la masacre de Avellaneda, sigue en pie la exigencia de juicio y castigo a los responsables materiales y políticos y el reclamo por la dignidad de los trabajadores y trabajadoras. Más de una década después de la crisis del 2001, continúan vigentes los vestigios económicos de aquella época y la impunidad de la represión diaria por parte de la policía en complicidad con los gobiernos de turno.