Por la Lic. Mailen González
El autismo se caracteriza por deficiencias persistentes en la comunicación social e interacción en diversos contextos, y los patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Hablando del trabajo interdisciplinario
Cuando se presentan casos de niños con patologías graves del desarrollo, es menester la presencia de un equipo interdisciplinario tratante como modo de abordaje de diferentes situaciones que atraviesan los niñxs y sus familias. De aquellos tratamientos habituales que requieren estos casos podrían nombrarse los siguientes: psicomotricidad, musicoterapia, terapia ocupacional, psicopedagogía, fonoaudiología, neurología, psicología, psiquiatría, acompañamiento terapéutico y talleres grupales. En el campo educativo, muchas veces se requiere un acompañante personal no docente (APND) para intervenir y mediar entre los contenidos escolares y cada niño en su modo particular de acercarse a los mismos.
La importancia del trabajo en talleres o espacios lúdicos con pares
El trabajo grupal en talleres y espacios educativos últimamente mencionado es muy interesante ya que permite propiciar el lazo social que muchas veces se ve obstaculizado en pacientes con estas patologías. En este sentido, el juego aparece como herramienta fundamental de intervención en el día a día con niños en terapias individuales y grupales.
Así, se van implementando estrategias de intervención que permiten ampliar los canales de comunicación de estos niñxs, y, a medida que sus tratamientos van avanzando, armar lazos con otrxs, hábitos de independencia y rutinas en la vida cotidiana.
Por otra parte, muchas veces se producen talleres vinculares entre padres y niños con el fin de generar un espacio para relacionarse mediante el juego que son muy enriquecedores en la comunicación paterno filial.
La escucha en entrevistas a padres
Cuando arriba a consulta un paciente niño, púber o adolescente con diagnóstico de autismo se trata de comenzar a trabajar en orientación con lxs padres.
Se trata de historizar, de saber de la historia familiar, del contexto en el que el niño llega al mundo y en qué lugar se lo ubicó en lo acontecido previo a su existencia en el discurso paterno y materno. Allí, cada historia se manifiesta en su particularidad, con elementos singulares que describen cada mujer, cada niño, cada familia.
Además, se trata de contener en tanto lugar de escucha de aquellas fantasías de cualidades del hijo esperado y el acontecido. Asimismo, en el correr del tratamiento, se piensa en trabajar con el hijo actual, con aquello que es posible para él, con sus coordenadas particulares.
En todo sentido, siempre es importante en cada caso sostener la escucha de la singularidad, el cada quien y cada caso con sus particularidades.
* Lic Mailen González. Psicóloga UBA MN 53476
27/02/2023