La funcionaria, quien anticipó que una comisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) certificará ese estatus durante el primer semestre de 2014, realizó las declaraciones al término de una reunión junto a un equipo técnico de la cartera que sigue la problemática, en vísperas del Día Mundial del Paludismo, que se celebra mañana.
Kosacoff recordó que “el país ha tenido dos áreas históricas de transmisión, el NEA y el NOA, en las que se ha reducido paulatinamente hasta registrar el último caso en 2008”, y atribuyó los logros “a la realización de un trabajo sostenido del Ministerio de Salud en coordinación con las provincias, que abarcó todas las áreas de riesgo y generó condiciones hostiles para la reproducción del vector”.
En sintonía con el resto de América, donde en los últimos diez años los casos de paludismo bajaron casi el 60% y las muertes se redujeron en un 70%, “Argentina se encuentra hoy en una etapa de preeliminación del paludismo y ya comenzó los trámites para certificar el cese de la transmisión de la enfermedad en todo el territorio nacional”, dijo Héctor Coto, director de Enfermedades Transmisibles por Vectores de la cartera sanitaria nacional. África, en tanto, es el continente más afectado por esta enfermedad, produciéndose allí el del 90% de las muertes.
En la Argentina, el último caso autóctono se registró en 2008, y desde entonces, los pocos casos que se han reportado son importados, siendo Salta y Misiones las provincias con mayor riesgo.
El Día Mundial del Paludismo fue instituido por los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud en la Asamblea de la Salud de 2007, con el objetivo de poner de relieve la necesidad de trabajar continuamente en la prevención y el control de la enfermedad y en mantener el compromiso político de todos los países del mundo en este sentido.
Características de la enfermedad
El paludismo o malaria es causado por cuatro especies de un parásito llamado Plasmodium, que se trasmite al ser humano por la picadura de mosquitos Anopheles infectados, los cuales proliferan en cuerpos de agua dulce de ambientes naturales como charcos o acequias, en especial en zonas rurales del norte argentino, pudiendo provocar hasta la muerte de la persona afectada.
Sin embargo, es una enfermedad que diagnosticada a tiempo es curable, por lo que en ámbitos proclives a la existencia de cuadros de malaria, ante la aparición de cuadros febriles, dolores de cabeza, sudor, escalofríos y malestar entre los 10 y 15 días posteriores a la picadura, debe hacerse una consulta médica de inmediato de modo de recibir el tratamiento adecuado. Especialmente si se trata de embarazadas y niños, cuyos síntomas pueden agravarse dado que en el período de gestación puede generar anemia y causar abortos espontáneos o partos prematuros. Los niños nacidos de mujeres que han contraído paludismo suelen tener menor tamaño y ser más vulnerables a las infecciones.
Para prevenir la proliferación de la enfermedad se recomienda eliminar sus criaderos –como en el caso del dengue, el mosquito del paludismo se reproduce en aguas estancadas- tapando con tierra o drenando los lugares donde el agua se acumula, cubriendo los depósitos y tanques de agua con una tapa y limpiando de arbustos los alrededores de las viviendas. Además se debe atacar al vector a través del rociado de viviendas y sus alrededores, a fin de que el mosquito no tenga contacto con el hombre.
La situación de la malaria en Argentina
En el país, hacia mediados de siglo XX, el paludismo se distribuía en áreas rurales de Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, San Juan, Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones, notificándose 200.000 pacientes anualmente. Hacia fines de los ’40, el uso de insecticidas residuales disminuyó el número de pacientes a 500 casos al año.
A través de los años, con personal técnico calificado y distribuido en distintas bases operativas y a través de una metodología unificada, consistente en el desarrollo de acciones de vigilancia epidemiológica, búsqueda de pacientes febriles, diagnóstico oportuno, tratamiento supervisado y rociado de viviendas del paciente y vecinas, se alcanzó una reducción significativa de la superficie de transmisión vectorial, que en la actualidad alcanza los 28.000 km2 en los departamentos Orán y San Martín (Salta); y en menor grado en Jujuy, Misiones y Corrientes.
En relación con la evolución de los casos notificados de paludismo en el país, si bien en 1990 se evidenció una importante cantidad de casos (1.530), se advirtió un marcado descenso de ese indicador durante el año siguiente. Desde 1992 las notificaciones crecieron forma constante hasta 1996, en el cual se registró la mayor cantidad de casos de los últimos años (2.076).
Posteriormente se ha documentado un marcado descenso en los casos notificados, dato fundamentado en la evolución durante los últimos años del principal indicador internacional, el Índice Parasitario Anual (IPA).
El paludismo en el mundo
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sólo seis países del continente americano alcanzaron la fase de preeliminación, estos son: Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México y Paraguay, mientras que Colombia, Paraguay y Perú lograron reducciones de más del 64% en la aparición de casos.
En todo el continente, en tanto, entre el 2000 y el 2011 el número de casos se redujo en casi un 60%, y en el mismo período las muertes bajaron 70%. Es decir, la cifra de casos pasó de un millón a menos de 490 mil, en 2011, al tiempo que las muertes disminuyeron de 439 a 113 durante esos once años.
En 99 países del mundo hay trasmisión del paludismo siendo África el continente con el mayor número de afectados y fallecimientos. De los 14 países más acechados por esta enfermedad, Nigeria, República Democrática del Congo, Tanzania, Uganda, Mozambique y Costa de Marfil reúnen el 47% de los casos.