Por Yanina Lofvall y Mariano Bocazzi
“…Al silencio fueron condenados los otros, los diferentes, los “incapaces”, los no blancos, los no hombres, los no adultos, los no letrados. Por negación el silencio se convirtió en un antídoto para mantener las certezas, la seguridad de los blancos, los hombres, los adultos, los letrados. Afuera, en silencio permanecieron los otros. Enmudecieron las historias paralelas que narraban de otro modo los sentidos de la vida. La voz del conquistador se levantó sobre los mares y ciudades, en el campo de batalla quedaron los cadáveres silenciados para siempre y los vencidos aceptaron el silencio como una forma de sobrevivencia. Entonces nacieron los susurros, la negación más poderosa del silencio…”, Rossana Reguillo.
Los medios de comunicación han generado un modus operandi de segregación donde hay que encontrar un culpable, digno de desprecio, maltrato y aislamiento social por ser el Otro, un desestabilizador del orden establecido. Ese Otro, violento, malnacido, que mata por nada, lacra humana, malviviente, que entra por puertas giratorias, pibe chorro, que hay que matarlo. Ese Otro no tiene historia, no siente, no vive, no fue violentado nunca, primero porque él es todo culpable, como en una novela la mala es toda mala y sin límites.
Ese Otro, pareciera perder la condición humana y, por lo tanto, todos sus derechos, pareciera ser merecedor de torturas, desprecios, y morir en condiciones inhumanas de encierro por delincuente.
¿Cómo se construye o de-construye este discurso en los medios de comunicación? Este trabajo intenta reflexionar sobre las operaciones mediáticas que construyen a ese Otro. Como ejemplo, el caso de Fabián Sampietro, actual privado de libertad quien inició acciones legales contra agentes del Servicio Penitenciario de la Provincia (SPB) por torturas, hecho ocurrido en el año 2006.
El Tribunal Oral en lo Criminal 5 de La Plata, integrado por María Isabel Martiarena, Carmen Palacios Arias y Ernesto Domenech, condenó el 30 de diciembre, al ex jefe de la Unidad 45 de Melchor Romero, Martín Marcos, a seis meses de prisión en suspenso y absolvió a los otros dos imputados, Diego Démola y Raúl Rojas, al considerar que las torturas padecidas por Fabián Sampietro en ese penal fueron “lesiones leves por abuso de autoridad”.
Roberto Cipriano García, de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), calificó al fallo como vergonzoso” y consideró que “una vez más la justicia es cómplice de la tortura. No sólo estrechan el pacto corporativo justicia-fuerzas de seguridad sino que envían un mensaje claro a testigos que tuvieron el coraje de declarar a sabiendas de las represalias que padecerían. El agente penitenciario que rompió el pacto de silencio y describió minuciosamente los hechos fue denunciado por falso testimonio, cuando los denunciados debieron ser los restantes penitenciarios que acordaron la versión oficial de este hecho infame”.
En este sentido, García agregó que la sentencia de la Justicia platense demuestra que “la provincia de Buenos Aires sigue escribiendo páginas oscuras, antidemocráticas y autoritarias que conducen a la mutilación de la democracia».
Se trata del primer juicio en la provincia de Buenos Aires al Servicio Penitenciario por un hecho de torturas en democracia y con la víctima viva. Es un juicio de suma importancia para sentar precedente.
Sin embargo la construcción mediática puso el acento en otro lugar. Analizaremos el discurso del diario El Día de la ciudad de La Plata con respecto a este juicio. El acento está puesto en quién es Sampietro y no en las torturas hacia él. ¿Acaso la tortura, delito de lesa humanidad, se justifica por la historia de quién la padece? ¿Quién es Fabián Sampietro para el diario El Día?
El día ocho de noviembre del corriente este diario titulaba “Sigue el juicio por presuntas torturas en una cárcel”. La carátula de la causa es por “torturas”, no por “presuntas”; “¿en una cárcel”?
La nota dice: Con el relato de dos integrantes de la organización La Cantora, ayer continuó el juicio oral contra tres agentes penitenciarios acusados de someter a presuntas torturas a un detenido en la Unidad 45 de Melchor Romero. Se trata de Fabián Sampietro quien, según denunció, habría sido blanco de distintas sesiones de apremios ilegales cuando estaba alojado en ese establecimiento carcelario, en 2006. Según fuentes de tribunales, los testigos coincidieron con los dichos de Sampietro, ya que fueron los primeros en contactarse con él tras el supuesto incidente. Como se sabe, (¿se sabe?) los agentes penitenciarios aseguran que Sampietro los atacó y, que las heridas que dijo haber sufrido, en realidad, fueron producto de la refriega que él mismo provocó. Sin embargo, está en tela de juicio la cantidad y extensión de las lesiones producidas, para lo cual un experto del DOE hizo una representación de cómo debería actuar un agente penitenciario en caso de tener que enfrentar una situación de emergencia.
La nota no nombra a los agentes, porque ellos, estos acusados, no son del grupo de los “Otros” que hay que segregar. Sin embargo el testimonio de Sampietro es puesto en condicional: “según denunció”, “habría sido blanco de distintas sesiones de apremios” (la causa es por tortura no por apremios), “Los testigos coincidieron con los dichos de Sampietro ya que fueron los primeros en contactarse con él tras el supuesto incidente” (Se lee se pusieron de acuerdo para mentir después del “supuesto” hecho)
Sampietro López fue atacado a balazos y recibió impactos de postas de goma en la espalda y en los miembros inferiores. Una vez que Sampietro López cayó al piso, uno de los penitenciarios le habría aplicado un golpe en la nuca con el arma que portaba, para luego trasladarlo al sector de Sanidad de dicha cárcel, lugar donde lo esposaron en sus manos y pies, según consta en el pedido de elevación a juicio. Estaba desarmado e inconsciente. Sampietro, debido a las severas lesiones que sufrió, tuvo que ser derivado a la Unidad 22, que es el hospital penitenciario que funciona en el complejo carcelario de Olmos.
Las notas del diario El Día ponen como victimas a los acusados, como si el accionar de ellos hubiera sido el de repeler un “motín o toma de rehenes” (única situación en las que están autorizados para usar las armas que usaron). Sin embargo el hecho ocurrió cuando Sampietro estaba sólo, desarmado, esperando, hacía más de 12 horas, que se le dé una celda porque había sido trasladado.
El día 6 de noviembre del corriente El Día titula: DECLARÓ UN EXPERTO EN SEGURIDAD CARCELARIA
Inédita representación en el juicio por presuntas torturas.
Se trata del licenciado Gustavo Romelio García, director del DOE (Departamento de Operaciones Especiales), quien expuso sobre las distintas prácticas de intervención penitenciaria para casos de extrema violencia. Métodos de sujeción, utilización de escudos, tonfas y escopetas y la negociación durante motines o toma de rehenes, formaron parte de la inédita audiencia en los tribunales penales de La Plata y “permitieron formar una idea precisa sobre el proceder de los acusados en el caso en debate”, expresó un vocero judicial. La misma fuente precisó que, tanto la acusación como las defensas, “le realizaron distintas preguntas, que el especialista respondió en forma detallada”.
(…)Sampietro tiene varias condenas por diversos ilícitos, en especial robos con armas.
Citaremos ahora dos notas más del mismo medio, referidas a la misma persona, informando sobre otro hecho ocurrido en el año 2011, intentando encontrar las marcas en el texto que nos ayudan a construir una idea de quién es Fabián Sampietro y los sinónimos que se utilizan para nombrarlo.
El día 3 de marzo de 2011. Detienen a condenado que se había refugiado en Derecho
La semana pasada quisieron atraparlo y se quedó un día dentro de la facultad. Denunciaron al Decano
Un escándalo se produjo ayer en los Tribunales Penales de 8 y 56, incluyó insultos y una pequeña manifestación, al quedar detenido un condenado, que gozaba del beneficio de la pulsera electrónica. En tal sentido, voceros judiciales precisaron que ese beneficio había sido revocado y se lo quiso detener la semana pasada, pero supuestamente escapó y se refugió en la facultad de Derecho de La Plata, situación que también generó una denuncia contra el decano de esa casa de estudios.(…) había violado unas 55 veces los controles al sistema de la pulsera electrónica.
ANTECEDENTES
Sampietro fue detenido por un caso de robo con toma de rehenes en una carnicería de nuestra ciudad, en agosto de 2008.
Al ser detenido por ese caso se descubrió que en el 2005 el Tribunal de Casación Penal bonaerense lo había excarcelado en una causa por la que había sido condenado a 25 años de reclusión por un homicidio ocurrido en Mar del Plata, en 1998.
Volvió a ser detenido por tenencia de armas y liberado otra vez, en septiembre de 2007 por el citado órgano judicial.
En noviembre del año pasado, la Justicia penal platense comenzó a juzgar a tres oficiales del SPB, acusados de vejámenes en perjuicio de Sampietro, pero el juicio se suspendió al ampliarse la acusación al delito de torturas, encuadre que motivo a la jueza correccional se declare incompetente y eleve el caso a un Tribunal en lo Criminal.
Sampietro señaló que en la Unidad 45 se realizaban huelgas de hambre para reclamar por mejoras de las condiciones, pero que no tenían mucho efecto y explicó que lo más eficaz para lograr algo era la toma de rehenes.
El abogado Saldaño, ante esa declaración solicitó en ese juicio se lo investigue a Sampietro por presunta «apología del delito».
De la nota se desprende que “el condenado” es peligroso, asesino, promotor de apología del delito, violador de beneficios sin ningún tipo de explicación. Nada más, todo malo, todo peligroso.
“La construcción de la realidad no necesariamente se hace con dolo o mintiendo y ni siquiera callando: la extensión de la noticia, el impacto de la imagen, el énfasis, la reiteración, todo eso es parte de la construcción” Zaffaroni
Pensemos hasta aquí la construcción de Fabián Sampietro por el diario El Día, citemos a la teoría de segregación que afirma que “No es extraño entonces cuando lo social se encuentra en riesgo haya recurrido a las resonantes figuras endemoniadas o malditos, malditos o peligrosos”. La hipótesis es que este Otro, separado, segregado, es necesario como representación del mal con el fin de repudiarlo, haciendo de la representación y del repudio la causa del bien/estar social”
¿Podría tratarse este caso de la construcción de la criminología mediática? “una creación de la realidad a través de la información, subinformación y desinformación mediática en convergencia con prejuicios y creencias” (Zaffaroni)
¿Quién es Fabián Sampietro para otros medios? ¿Qué otras lecturas podemos realizar de los hechos que lo describen? Intentaremos ahora construir el caso y la imagen de Fabián Sampietro a partir del relato de otros medios:
Titula la revista La Pulseada en su número 40:
La Cantora y Fabián Sampietro, contra el silencio del encierro
EN BUSCA DE LIBERTAD
“…el odio cobró otra forma; del rencor brotó una idea y esta idea se vuelve indestructible a medida que avanzamos”… Fabián Sampietro es uno de los que pudo quitarse esa mordaza. Su vida, que había descarrilado tras la experiencia de la guerra de Malvinas, recuperó sentido al poner su voz en La Cantora. Así se convirtió en un defensor de los derechos humanos y llegó a denunciar a jerarcas penitenciarios por corrupción. Su tarea se multiplicó cuando salió en libertad. Pero la vida que supo elegir le duró poco: los sectores más retrógrados del Estado no aceptaron que tenga esa oportunidad.
Hay muchas formas de definirlo y él lo sabe: Ex combatiente de Malvinas, silenció esa experiencia durante 24 años. Tiene 41 y casi la mitad los vivió detrás de las rejas. Estudió abogacía. Es inteligente, reflexivo. Mató a un policía que regenteaba un prostíbulo en el Sur bonaerense. Fue un pibe estudioso y afable de una familia de clase media trabajadora, hasta que eligió ir a la Escuela Militar y se encontró con la guerra, el engaño, el desfalco. Adora y extraña a Valentino, su hijo de 5 años. Es un tenaz militante por los derechos humanos; enemigo de la corrupción penitenciaria. Fabián Sampietro vivió muchas vidas y se le nota. De todas tiene marcas: en la piel, en el corazón, en la mente. Cuando habla, acaso sin advertirlo, repite la palabra oportunidad. Y de eso se trata su historia: de la posibilidad de elegir. Pues después de conocer tantas vidas, había optado por una basada en la libertad. No lo dejaron. Desde octubre del año pasado, Fabián Sampietro es un rehén de fuerzas del Estado descontroladas, que ya nada tienen que ver con la seguridad pública. Esa es hoy la definición que mejor le cuaja.
En esta primera instancia de la nota, hay una construcción del sujeto Fabián Sampietro, como ser humano, con historia, con identidad, como padre, como militante, como hijo… Ninguna de estas características fue tomada por el diario El día, no son mencionadas aunque sea de una manera superficial. Parecieran dos personas distintas, este que describe La Pulseada y el condenado que describe el Diario El día.
La estrategia del diario El Día aparece como un modo de silenciar, invisibilizar, amordazar el reclamo: Torturas por parte del Servicio Penitenciario de la Provincia a una persona privada de su libertad; en el juicio que se está llevando adelante contra el SPB, la víctima es Sampietro. Torturas, vejámenes, humillaciones.
Cuando las barreras arquitectónicas que llamamos muros no alcanzan, aparecen unas barreras más poderosas; las culturales. El diario pareciera convertirse en un cómplice de esta construcción.
Expresa Wacquant, “paradójicamente, el país que ha institucionalizado la penalización del pobre, no tiene tiempo ni interés en discutir el problema. Y en parte, esto es muy revelador de lo que esa política está tratando de hacer. Esta política es una estrategia para hacer invisibles los problemas sociales”
Algunos medios masivos de comunicación construyen selectivamente al “otro”, a ese que reclama, que no se adapta a las pautas establecidas para una determinada clase, que no acepta la naturalización del sometimiento, que no se calla, que denuncia las desigualdades, los tormentos de la clase obrera por la mano inquisidora dominante.
Un líder nato
Ya había pasado 18 años en prisión. Las marcas de esa experiencia se le notan en todo el cuerpo. La más grave la carga desde su paso por Rawson, donde perdió la vista de un ojo tras un episodio de represión. “He sido líder dentro de las cárceles desde el primer día que entré hasta el último día que egresé”, postula Fabián y es una de sus tantas definiciones: “Pero es un lugar al que ya no deseo pertenecer, porque las condenas las pagué, porque no cometí ningún delito: la tenencia ilegal de ese arma es una causa inventada”
Dentro de los penales, es bien conocido: pasó por casi todos y fue “un luchador empedernido contra la corrupción y la represión del Servicio Penitenciario”, tal como lo caracteriza la coordinadora del proyecto radial, Racosta. Como contracara, cuando la definición está en manos de los penitenciarios, lo llaman por su apellido y señalan su “mala conducta”: así suele catalogarse a quienes no se callan y denuncian. “La buena conducta le cabe a los buchones”, explican quienes conocen el infierno por dentro.
Esta puede ser una de las posibles explicaciones del por qué Sampietro es catalogado por el SPB como una persona de “máxima peligrosidad”, discurso que reproduce el diario El Día sin dar margen a cuestionar otras posibilidades. Es interesante como La Pulseada pone voz directa de Fabián Sampietro, el “condenado”.
Fabián había podido salir a fines de junio del año pasado, gracias a un interesante fallo justificado en el “exceso de plazo razonable” para privar de libertad a alguien sin una condena firme.
“Tenía claro dónde quería estar y qué quería ser. Se notaba que quería hacer las cosas bien, legalmente. De junio a octubre cumplió regularmente la disposición judicial de presentarse una vez por semana. Y estaba muy abierto a la intervención: había un intercambio de mucha profundidad”, recuerda Fernanda Kilduff, la asistente social del Patronato de Liberados que trató con Fabián a partir de su liberación. Pocos ex detenidos, dice, progresan tanto como él había podido en menos de cuatro meses: “Empezaba a disfrutar la vida cotidiana y la libertad. En eso La Cantora era fundamental, porque habilitaba espacios de comunicación”.
Junto a sus compañeros de esa militancia y una psicóloga de la Secretaría de Derechos Humanos, Kilduff lo acompañó en el reencuentro con su hijo, en Trelew. En la efímera etapa que duró hasta aquella mañana de octubre, Fabián sostuvo ese lazo paternal y hasta estabilizó su cuota alimentaria. Había conseguido trabajo en un estudio de abogados de Capital Federal, gracias a la formación en Derecho que inició durante su cautiverio. Y proyectaba emprendimientos productivos que sirvieran a otros que, como él, una vez fuera de la cárcel deberán lograr que la libertad sea real. Con la idea de una imprenta, buscó presupuestos y mantuvo reuniones en el Patronato y la Secretaría. Además, siguió su trabajo con La Cantora, ahora como un bastión extramuros.
“Fabián tenía y tiene un proyecto constructivo de libertad”, sintetizó Kilduff el mes pasado, cuando declaró en el juicio oral realizado en Trenque Lauquen.
“La tarea del Servicio Penitenciario es la despersonalización del individuo y todo eso es muy fuerte cuando vos recuperás la libertad”, diagnostica Diego Candia, un ex convicto que hoy coordina el proyecto de La Cantora en Viedma: “Con Fabián hicimos un muy buen trabajo colectivo. Bueno, el resultado no fue el que queríamos… En la primera de cambio le plantaron un arma al compañero…”.
La Pulseada en la construcción de la historia de Sampietro consulta varias voces que pueden dar cuenta del proceso de lucha por inserción social y laboral. La Pulseada humaniza a Sampietro, corriéndolo del lugar de “expediente de un delincuente” como es tomado por el Poder Judicial y que también reproduce el diario El Día. Medios del poder que seleccionan, jerarquizan y construyen una falsa realidad que inclina la balanza mediática para amparar la forma más violenta para aniquilar hasta el susurro: la tortura.
Desarmar el caso
Los cargos recayeron sobre Sampietro, que la pasó aún peor. Cicacci lo interrogó durante cinco horas estando esposado atrás y con sus tobillos precintados a una silla. También obstaculizó la comunicación con los abogados. Cansado del encierro interminable, el 22 de diciembre Fabián decidió iniciar una huelga de hambre que duró 60 días, en la que bajó alrededor de 25 kilos y llegó a extremar la protesta con una “huelga seca”, es decir, sin siquiera ingerir líquidos. Gravemente enfermo, estuvo abandonado en una celda común hasta que intervino la Secretaría de Derechos Humanos y pidió que lo llevaran a una unidad sanitaria. Sin embargo, lo trasladaron a la 34 de Melchor Romero, que aloja a inimputables. El titular del SPB debió ordenar personalmente su atención médica.
La huelga, que devastó su salud, consiguió apresurar el proceso. Hace un mes, cuando se dio inicio al juicio oral y público, Fabián tenía la esperanza de que la pesadilla fuera a terminar pronto.
Podemos analizar cómo vivió mil vidas como menciona La Pulseada y en esas vidas sufrió innumerables violencias físicas, psíquicas, institucionales
Testigos de la libertad
El momento más apasionante del juicio fue la declaración del propio acusado, que comenzó rebatiendo las versiones policiales y terminó asombrando a los magistrados con una exposición cruda de la realidad penitenciaria. “Me vine para acá y quedé con una preocupación muy grande”, dijo Fabián antes de retratar la indefensión total en la que vio a dos reclusos, entre ellos un sordomudo con tuberculosis, en la unidad para enfermos psiquiátricos en la que el SPB lo alojó las últimas semanas, sin notificar a la Justicia. Y por unos instantes su indagatoria se desvió del objeto de la causa: los jueces querían más detalles de la situación para actuar de oficio.
A Fabián se le hizo un nudo en la voz cuando pedía atención para que aquellos tuvieran al menos un final digno:
–Tantas muertes en mi vida…
Pero otros aspectos chocantes del relato sobre ese infierno que habita hace 19 años le jugaron en contra. Intentó caracterizar la perversión ocurrida en los últimos años, con el “traspaso de códigos” por el que los jerarcas penitenciarios “se ponen tan tumberos”: “la situación del narcotráfico, de jefes del Servicio manejando mucha droga, los convierte en semidioses. Eso nos perjudicó a todos, tanto a la gente del Servicio Penitenciario que cumple su rol perfectamente, como a los internos”. Para ejemplificar esa anomia, Fabián recordó una ocasión en que agredió al jefe de un Penal, que jamás le inició una causa, a sabiendas de que tenía razón.
“Si uno ve la indagatoria, él se boicoteó a sí mismo”, admite Rodríguez recordando ese momento: “Alardeó de cosas. Como diría un chico de la calle, se bardeó a sí mismo. Pero ¿qué podés esperar de un tipo que estuvo preso tantos años? ¿Amor hacia el Servicio Penitenciario? Construir una sentencia en torno a los errores de él resulta reaccionario”.
Otra vez la noche
Sin disidencias, el Tribunal estableció que al militante de La Cantora le corresponden 4 años y medio de prisión. El fallo sólo favoreció a la defensa en dos puntos. Por un lado, declaró inconstitucional un párrafo del Código Penal –originado en una de las reformas Blumberg–, que consideraba como “agravante” la existencia de condenas anteriores. Por otro lado, cuenta Rodríguez, se había “apostado muy fuerte a la morigeración y eso sí se consiguió. Es muy interesante que una persona salga condenada y a su vez morigerada”.
La “morigeración” implica que deberá pasar cada noche en un penal, pero podrá salir entre las 7 y las 19 horas. Sin embargo, no podrá hacerlo para trabajar en lo suyo: sin dar razones, “el tribunal le prohíbe manejar causas penales, que es lo que hace, porque él estudió abogacía muchos años”, dice Diego: “tendrá que ir a cavar zanjas o no sé, porque de asesor en algún estudio jurídico no puede estar”. Y esa era, justamente, parte de la vida que había elegido.
La corrupción penitenciaria
Cuando Fabián Sampietro declaró ante el Tribunal que lo juzgó por presunta portación de arma de guerra, un magistrado le preguntó si “alguna vez” había tenido problemas con el Servicio Penitenciario que ameritaran una represalia.
“Si, si, tenía varias cositas. Hace muchos años que yo vengo denunciando…”, contestó Sampietro y empezó a enumerar. Las razones sobran.
Este recorrido del medio La Pulseada da cuenta del enfrentamiento histórico de Fabián Sampietro con el SPB por demandar derecho no solo personales, sino para sus compañeros; en contraste, la conclusión a la que arriban en el juicio (la defensa de los penitenciarios torturadores) y cita el diario El día: “la supuesta víctima sufriría de un “síndrome de prisionización” y que “las psicopatías son estigmatizaciones del Servicio Penitenciario bonaerense”.
Fabián Sampietro fue torturado en la cárcel en la que se encontraba. Ocurrió a poco de salir a la calle La Pulseada 40 con la nota referida a La Cantora y a Fabián Sampietro. Mientras lo torturaban, le dijeron: “Esta vez la pulseada te la vamos a ganar nosotros”.
En La Pulseada al enterarse del hecho publicó: “Queremos manifestar nuestra solidaridad con Fabián Sampietro y redoblar nuestro compromiso para seguir dando la pulseada en favor de un mundo justo y solidario, donde –como decía Carlitos Cajade- el dolor se transforme en vida, pan, trabajo y alegría para nuestra gente”.
La definición legal de tortura contenida en la Convención de la ONU contra la Tortura afirma que se produce cuando una persona inflige a otra deliberadamente un dolor o sufrimiento severo con fines tales como obtener información o una confesión, o castigar, intimidar o coaccionar a alguien. El torturador debe ser un agente del Estado, o el acto debe contar al menos con un cierto grado de aprobación oficial.
Según Amnistía Internacional esta definición “pretende reflejar la necesidad del rechazo total de una práctica en la que un ser humano agrede el cuerpo de otra persona, su mente o ambos, y le causa deliberadamente un gran dolor, haciendo de ese sufrimiento un medio para conseguir un fin y convirtiendo a su víctima en un mero instrumento para ello. No es de extrañar que el derecho a no sufrir tortura y otro trato o pena cruel, inhumano o degradante sea probablemente el derecho humano más firmemente protegido por el derecho internacional”.
Una de las abogadas de Fabián Sampietro, Josefina Rodrigo lo define como “una persona que tienen un discurso muy denunciante, interpelador todo el tiempo y eso lo hace diferente desde mi mirada para bien. Fabián para mi es una persona brillante, inteligente, es atractivo escucharlo, se nota que es una persona que ha sufrido mucho que no solamente se le nota el sufrimiento propio, sino que sufre por los demás que están en la situación de él. Conoce mucho y muy bien cómo se manejan las cosas adentro de la cárcel. Es un denunciante permanente y eso lo hace diferente y lo hace muy digno desde su lugar. Ha utilizado el tiempo que estuvo ahí y el tiempo que estuvo en libertad para desarrollar ese aspecto. “La cantora” lo ha ayudado mucho porque ahí se ha desarrollado como militante, es un preso militante. Es muy solidario, es un líder, es un referente. Ayuda a los pibes. Los ayuda a leer las resoluciones que los jueces escriben, que las escriben solo para que las entiendan los abogados y el pibe que está en cana no lo entiende y Fabián funciona un poco como educador como comunicador, así que a nosotros nos es de una ayuda fundamental.”
Rodrigo destaca que le “parece muy importante como durante estos años él ha luchado para poder sobreponerse como para dar respuesta a lo que viene porque además no es la primera vez que le pasa. Él ha sido castigado por el servicio muchas veces, de hecho perdió un ojo una vez por eso el cuenta que cuando lo van a tirar él se da vuelta porque le quedó el reflejo de esa vez y ya sabía que le venía a la cara y por eso le pegan en la espalda”.
Consultamos a la abogada sobre la presencia de los medios en el juicio para saber si los medios que citamos han presenciado el juicio por torturas a Fabián Sampietro. Estuvieron presentes: la Comisión por la Memoria, la agencia de noticias Andar, del CELS, la PDH. “La gente del diario “El día” no la vi nunca, sé que la foto el día que fue en la sala grande, el día que hicieron todo el despliegue de armar, fue un hombre a sacar fotos que apareció ya iniciada la audiencia, tomó las fotos y se fue. Que yo sepa no hay un periodista cubriendo el caso, la sala es muy chiquitita son doce asientos la mitad está ocupada por la familia de los imputados, después va Azucena de La Cantora, Nacho del Comité, Alicia, la mujer de Fabián y no muchos más y dos sillas que ocupa la gente del servicio penitenciario. No hay más lugar. Alguien ahí del diario El Día no, salvo que esté en el pasillo”.
Es relevante destacar la aclaración de Rodrigo para poder pensar en cuáles serán las fuentes del diario analizado.
Anécdota que refiere Josefina Rodrigo que colabora a construir la respuesta de ¿Quién es Sampietro?
Los acusados están libres no tienen la preventiva, cosa que no ocurre con el común de los imputados, y menos en causas tan graves. “Esto también tiene que ver con un posicionamiento de Fabián, nuestro representado que incluso cuando se cambió de carátula de vejámenes a tortura, no se pidió la detención. Fabián mismo ha dicho que el no pide la cárcel, porque él es abiertamente abolicionista. Esto es una pelea simbólica también.”
Rodrigo destaca una actitud de Fabián que a ella misma la sorprende, “para mi hay algo que me pareció brillante de Fabián que tiene que ver con esto que el tribunal tuvo que acordar con las partes para suspender las audiencias por estos días porque el juez se tomaba licencia y por más de diez días no se puede suspender sin acuerdo de las partes porque, sería nulo, entonces teníamos que estar todos de acuerdo. Los abogados defensores el fiscal, Fabián y yo y todos decían que no tenían problema, yo dije que en representación de Fabián que nosotros éramos los primeros interesados en que esto finalmente se resuelva hace 8 años que él está esperando este juicio y hoy no tiene una resolución”.
Entonces la jueza le preguntó a Fabián si quería decir algo y él dijo “ sí, no solo los 8 años que hace que yo estoy esperando sino que yo también soy imputado en una causa y sé por lo que los muchachos están pasando entonces para que se defina su situación, no solamente la mía”.
Rodrigo afirma que todos se quedaron sorprendidos, “Fabián muestra su postura de defensor de los derechos humanos en todas sus intervenciones, porque incluso lo dijo por ellos”.
CONCLUSION: En primer lugar cabe destacar que la Convención contra la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes dice en su artículo primero: “se entenderá por el término «tortura» todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas. Artículo 2. El presente artículo se entenderá sin perjuicio de cualquier instrumento internacional o legislación nacional que contenga o pueda contener disposiciones de mayor alcance.”
Por esta simple razón, podemos afirmar que no debería juzgarse en los medios quién es Fabián Sampietro. Quién sea, es un torturado y la tortura es un atentado a la dignidad humana.
Vemos que en las comparaciones del mismo hecho, informado por un lado el diario El Día y por otro lado, otros medios gráficos, se cuentan dos historias casi antagónicas. El Día presenta a un condenado. Condenado al desprecio, al “basurero”, al merecimiento del maltrato, al aislamiento, al silenciamiento.
Dice Zaffaroni que «hay una criminología mediática. El ser humano cotidiano, lo que vive es eso. No tenemos contacto con la realidad, salvo que alguien tenga alguna experiencia mística. La realidad es algo que se nos va formando a través de información que nos muestra pedazos, como si viésemos una película sin principio ni final. Partes sueltas. Imágenes a través de la caja idiota, no tenemos el contacto, pero claro, no tenemos el contexto, cortan el pedazo de película que se les canta».
Bauman incorpora el término “residuos humanos”, que comprende toda la masa de “poblaciones superfluas”. Analiza la eliminación, el reciclaje —o cuando menos “invisibilización”—de los residuos no deseados se ha convertido en uno de los principales problemas de las sociedades contemporáneas.
La producción de “residuos humanos” y su eliminación se ha convertido así en un problema de primer orden en la agenda de la sociedad actual, que busca la forma más eficaz de invisibilizarlos, de destruirlos lo más rápidamente posible, con el fin de que no enturbien la luminosidad de la líquida y consumista vida moderna, eliminando al mismo tiempo su inquietante potencial conflictivo.
Ser superfluo significa no pertenecer en absoluto al mundo. Bauman incluye conceptos metafóricos como “residuo”, “basurero”, “reciclaje”, “vertedero”, “deshecho”, etc. Es precisamente en estos “residuos humanos”, donde se ha focalizado la representación de “el otro”, de “lo diferente”, esto es, lo que “nosotros” no queremos ser, estableciéndose de este modo una nítida división dicotómica entre “nosotros” y “ellos”. Ante la fragilidad de la posición social y profesional de los individuos en las sociedades contemporáneas, los inmigrantes y refugiados proporcionan de este modo al Estado un claro contraejemplo de lo que el individuo “debe ser”.
Es así como creemos que no es casual la construcción de ese “otro” que hace el diario El Día, despersonalizado, no es inocente. Existe una operación sistematizada de encontrar un culpable, de segregarlo, que causa odio y hay que invisibilizarlo. Por lo tanto hay que construir una imagen de él, como si fuera un enemigo público.
Podemos concluir con Reguillo, “La configuración de los miedos, que la sociedad experimenta ante ciertos grupos y espacios sociales, tiene una estrecha vinculación con ese discurso de los medios que de manera simplista, etiqueta y marca a los sujetos de los cuales habla. Los signos son preocupantes. En la vida cotidiana, en los discursos políticos, periodísticos, religiosos, va cobrando fuerza ese discurso autoritario, duro, de limpieza social, que amenaza con ganar adeptos porque ofrece la cómoda certidumbre de que la única salvación consiste en el exterminio de todos aquellos elementos que amenazan y perturban el simulacro de vida colectiva que se mantiene a fuerza de murmullos y suspiros entrecortados para no despertar al demonio ¿Quién va a pagar los platos rotos?”
-Löic Wacquant “Castigar a los Parias Urbanos”. Antropología, crítica cultural y crisis de sentido en el mundo contemporáneo Nº 2, Enero-Junio de 2006 Páginas: 59 – 66 http://antipoda.uniandes.edu.co/view.php/19/view.php
-Sonia CAJADE FRÍAS Reseña de «Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias» de BAUMAN, Zygmunt
-Revista de Antropología Social, vol. 19, 2010, pp. 355-362, Universidad Complutense de Madrid. España
-Rossana Reguillo, Jóvenes: la construcción del enemigo (1997)