Por Osvaldo Drozd
El 25 de mayo de 2014 se realizarán en Colombia las elecciones presidenciales. Pero tres meses antes, el 9 de marzo, se efectuarán comicios para elegir autoridades legislativas: senadores, representantes a la Cámara y al Parlamento Andino. Imposibilitado constitucionalmente para ir por un nuevo mandato presidencial, el lunes pasado Uribe lanzó su candidatura formal a senador por su partido Puro Centro Democrático. Este agrupamiento político tuvo nacimiento en enero, y surgió principalmente para nuclear en él a todos los ex integrantes del partido de la “U” disconformes con la gestión del actual mandatario Juan Manuel Santos. Un desprendimiento por derecha, de la derecha más conservadora y reaccionaria del país neogranadino, la cual expresa en primer lugar a toda la oligarquía terrateniente y latifundista que se benefició con el desplazamiento de campesinos e indígenas, y que patrocinó (con la excusa del conflicto armado) la conformación de grupos paramilitares.
El lanzamiento de Uribe mueve el tablero político, ya que si bien tradicionalmente el electorado colombiano privilegió a partidos como el Liberal, el Conservador, o el de la U, la presencia del ex mandatario en la nueva fuerza electoral no es un dato marginal, ya que aún conserva un alto grado de popularidad, principalmente en los sectores medios. Tanto en 2002 como en 2006, Uribe anduvo cerca del 70% de adhesión, y no resulta menor el dato de que en 2010 fue el apoyo que él le diera a Santos lo que hizo que el mandatario se impusiera con holgura. Lo cierto es que el lanzamiento de Uribe siendo éste el primero, en relación a las demás propuestas electorales que se presentarán a las legislativas de marzo del año entrante, hace que todas ellas se vean en la situación de elegir candidaturas acordes a la competencia que el ex mandatario les impone.
Consultada por el diario La Tarde, Ana Cristina Vélez López, coordinadora de la especialización en Comunicación Política y docente del departamento de Humanidades de la Universidad Eafit, dijo que ella cree “que el anuncio de Uribe de alguna manera sí afecta a todos los partidos, por eso al interior de estos deben estar pendientes y preocupados, máxime la caída de la imagen del presidente Santos y así el escenario de Uribe ahora sea en el Senado”. Y agregó que el Centro Democrático está apostando dos cosas con la aspiración del ex presidente: “El movimiento está arriesgando porque Uribe tiene investigaciones en curso. Además, con esa aspiración está demostrando que solo él existe como fuerza política y que sin él el movimiento no tiene peso”.
Vale señalar que el Centro Democrático aún no es un partido o movimiento político con todas las de la ley, ya que necesitaría alcanzar unos 400.000 votos en marzo para obtener la personería jurídica que lo convalide como tal, y así poder realizar su oferta electoral en las presidenciales de mayo. De todas formas, sí puede presentarse en marzo a través de la recolección de firmas, una por cada lista que presente, tanto para el Senado, como por cada lista que inscriba a la Cámara de Representantes en cada uno de los departamentos del país.
El uribismo confía en que en 2014 podría llegar a poner 30 senadores en la Cámara, con lo cual potenciarían al candidato presidencial que elijan para mayo. Quien fuera elegido para llevar adelante las banderas de ese movimiento en las presidenciales se vería (por la buena elección legislativa) catapultado a niveles insospechados, sostienen desde el entorno de Uribe. Pero algunos analistas colombianos mucho menos optimistas consideran que si ese agrupamiento consiguiese meter nada más que 15 senadores (cosa que prevén factible) el entramado uribista se desinflaría y ni siquiera llegarían a una eventual segunda vuelta en mayo.
Lo cierto es que el pronunciamiento de Uribe, logró agitar diferentes aristas del escenario político e institucional de Colombia, ya que como señalara el diario El Tiempo, éste no solamente llevó al posicionamiento de diferentes referentes políticos, sino que también la decisión del ex mandatario, hizo que se agitaran las aguas del mundo de la jurisprudencia. El matutino bogotano señalaba que “en momentos en que se conocen dos compulsas de copias de tribunales para que investiguen al ex mandatario por supuestos nexos con ‘paras’, expertos constitucionalistas y juristas advierten un polémico escenario por el fuero que cobijaría a Uribe”.
Carlos Gaviria, ex magistrado de la Corte Constitucional, le señaló a Radio Caracol que serán los jueces y magistrados quienes en última instancia definirán si en determinados casos Uribe podría ser investigado por el Senado o por la Corte Suprema de Justicia, pero en cualquier caso estaría cobijado con algún tipo de fuero. “Lo importante es determinar si el expresidente incurrió en algún delito durante el ejercicio como mandatario, ya que en ese caso tendría que ser investigado por el Senado, hay artículos que definen ese fuero para los presidentes, magistrados y en otras instancias para congresistas”, le dijo Gaviria a Caracol, agregando que la Corte Penal Internacional podría investigar a Uribe y a cualquier otro funcionario si así lo determinara, ya que ese organismo actúa como justicia complementaria en caso de que la justicia colombiana no dé respuesta. Por su parte, Jaime Córdoba Triviño (otro ex magistrado y constitucionalista) le dijo a El Tiempo que la situación es “inédita”, y que si Uribe llegara a ser senador sus actuaciones como legislador quedarán bajo lupa de la Corte Suprema, en la parte penal; del Consejo de Estado, en lo que toca a su investidura presidencial, y a la Procuraduría, en materia disciplinaria, mientras que las actuaciones correspondientes a su paso por la gobernación de Antioquia no estarían cobijadas por fuero alguno y, de iniciarse investigaciones, corresponderían a la jurisdicción ordinaria. Sin embargo, la tesis de Córdoba Triviño no fue aplicada por el magistrado Rubén Darío Pinilla, del Tribunal de Medellín, quien en una reciente sentencia compulsó copias a la Comisión de Acusaciones de la Cámara para que investigara a Uribe por supuestos arreglos con los paramilitares cuando fuera gobernador de Antioquia.
Más allá de las diferencias de matices esbozadas por los diferentes especialistas en jurisprudencia, las respuestas de los diferentes actores políticos no tardaron en llegar y fue así que el senador liberal Juan Manuel Galán dijo que si bien la aspiración de Uribe es válida, “ojala sea de manera legal y legítima y que no sea otro intento de los paramilitares por llegar al Congreso a defender ideas de la extrema derecha”. Por su parte, desde Cambio Radical (partido hoy aliado al mandatario Santos), el dirigente Germán Varón Cotrino indicó que la apuesta de su partido será conservar el caudal electoral existente, teniendo en cuenta que la presencia electoral de Uribe lo va a dificultar.
Por su parte, con tono menos protocolar pero no menos estridente, dirigentes del Partido del Tomate, recientemente conformado por indignados de la política colombiana, realizaron el martes una muestra satírica en la cual dijeron que le solicitarán al Consejo Nacional Electoral que al momento en que se inscriba Uribe como candidato le ordenen un examen mental. Según señalaba el diario El Universal, los indignados sostuvieron que “el ex mandatario estaría experimentando varios trastornos mentales: megalomanía, síndrome de abstinencia por adicción al poder, amnesia selectiva, mitomanía y cinismo crónico, ansiedad obsesivo-compulsiva, trastorno paranoide de la personalidad, y hasta despecho maníaco depresivo, entre otros”.