Nos mataron a Kevin, y cuando digo “nos” es porque me uno al dolor de la gente de la Poderosa, de Zavaleta y a todos los que creemos que la tortilla se tiene que dar vuelta, que nuestros pibes no pueden seguir siendo el blanco fácil de la corrupción del poder.
El sábado 7 de septiembre Kevin Molina fue asesinado por una balacera digitada por grupos de narcos con ajustes de “cuentas” en una zona que la policía liberó. Los medios no hicieron eco de esta noticia. Kevin era de Zavaleta, lleno de pobreza, y abandono institucional cotidiano.
La integrantes de la Poderosa afirma que la gente que protagonizó el tiroteo no es del barrio “Hay que ser muy ingenuo para que creer que un jefe narco va a vivir en un barrio como el nuestro, donde no tenemos cloacas, gas natural y se nos corta la luz cada dos por tres. Lo que hay son vecinos que son utilizados por los jefes narcos y que, de vez en cuando, reciben estas visitas.”
Kevin es familiar de miembros de La Garganta Poderosa y fue despido en compañía de las personas que conforman la revista, pero en medio del abandono y el olvido de aquellos medios que en muchas otras oportunidades quisieron sacarse una foto para dar la apariencia de un supuesto compromiso social.
A las 6 de la mañana se produjo el enfrentamiento entre bandas narcos, en el que no murió nadie. En ese momento “todos los vecinos fuimos a buscar a la Prefectura que está sobre la Avenida Iriarte. Los efectivos fueron hasta el barrio, sabían en qué casa estaban atrincherados los blancos de la balacera, pero se volvieron a la garita de la Avenida con la filosofía de dejar que se maten entre ellos para ir a buscar el cuerpo al otro día.”, denunció un integrante de la Poderosa.
La Poderosa describe el hecho ese mismo día, pidiendo justicia “Temblamos, lloramos, gritamos, no podemos más. Tenía 9 años, de luz, de risa, de paz. Aterrado y meado, estaba acurrucado, bien refugiado, como cada vez que lanzan para estos lados las batallas que digitan desde sus barrios privados. Para no ver nada, se mantuvo escondido debajo de una mesada”.
“¿Dónde estarán ahora los que vienen a la villa para hacer sus crónicas malditas? Vengan a ver cómo está su madre, sus amigos, sus hermanitas, pero van a tener que embarrarse los zapatos en esos pasillos inundados que la gorra sólo camina para cerrar sus negociados. Toda Zavaleta está destrozada, llorando sangre y sintiendo que nada sirve para nada, que podemos marchar a tribunales o explotar en las redes sociales, pero seguiremos siendo “los marginales”. ¿O van a decir que acaso fue un caso aislado? ¡Qué quilombo armarían si hubiera pasado en otro lado!”
“Kevin vivía con su madre en la casilla de la tira 6, atrás de la “Plaza Kevin” que ayudó a construir con sus propias manos. Y que no se llamó “Kevin” por él, sino por un amiguito suyo que hace 4 años perdió la vida, por otra “bala perdida”. Aquel día, este Kevin, Kevin Molina, escuchó ese disparo desde la habitación que se volvió nuestra redacción, pero creyó entonces que habían matado a un perro. Y pálido, dijo: “Mataron al pedo”. Sin querer, adivinó: pronunciaba mal la erre, pero no se equivocó. Hablaba hermoso, era flaquito, vivía sonriente, le faltaba un diente. Corría rápido con sus patitas, a la hora de las “gatetitas”. Y participaba del espacio de apoyo que se daba cerca de su casa, desde el día que su amigo se convirtió en esa plaza. Todo este amor, ahora es dolor” (http://lapoderosa.org.ar/).
Esto ocurrió a 15 metros de la redacción de la Garganta, y frente a una plaza, que se llama plaza Kevin. Una plaza que se llamaba igual que Kevin en honor a un amiguito que también llevaba ese nombre y que hace 4 años recibió una bala en ese mismo lugar, donde las fuerzas policiales también liberaban la zona para estos enfrentamientos. “Era un descampado, nosotros ahí hicimos una plaza, para la que el gobierno no nos dio ni los tachos de basura y este Kevin trabajó con sus propias manos junto a nosotros para que ese lugar que era un lugar de muerte se transformara en un lugar donde jueguen los pibes de nuestro barrio. Enfrente a esa plaza, ahora nos mataron a Kevin Molina.”
“De Ángeles muy justamente vienen hablando de ella todos los días y los jefes de sociedad y policiales de los medios, que sabían, porque vimos en sus muros personales la re publicación de nuestra nota, no dijeron una palabra en los medios que trabajan.”
Paola, tía de Kevin y miembro de La Poderosa enfatiza que la actitud de los medios es imperdonable, es realmente injusto.
Paola nos cuenta que cuando su sobrino recibe el disparo su madre lo saca corriendo hasta la placita Kevin, pidiendo que alguien la lleve a un hospital. “Cuando lo alza la masa encefálica queda en los brazos de su madre. Llegó al Hospital vivió 45 minutos, tuvo 16 paros y no aguantó pero eso no salió en ningún lado”.
Ni bien sale la mamá con Kevin, la casa quedó abierta y vacía. Los perfectos entran y encuentran armas en el techo de la casa que habían dejado en la huida los autores del enfrentamiento. La policía mete dentro esas armas.
Cuando la mamá de Kevin vuelve del hospital con su hijo ya fallecido, necesitaba sacar los documentos de su casa y se encuentra con que no la dejaban entrar, y cuando logra entrar “había un arsenal arriba de la mesa, que habían depositados estos gendarmes”.
“Se metieron ahí hicieron lo que quisieron, hicieron un desastre faltó plata, dos celulares, revolvieron todo para buscar no sé qué porque, el tiroteo no fue ahí. Vaya a saber que dice el acta que formalizaron ellos”.
“Esto es algo con lo que convivimos todos los días, sabemos que nosotros no valemos nada no somos nada y si nosotros no nos valemos por nosotros mismos, si nosotros no nos ponemos a la vanguardia de nuestro barrio no lo va a hacer nadie. Eso lo sabemos desde que nacemos”.
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