«Las definiciones ya las di en su momento y punto; no tengo que poner más expresiones que las que fueron en su momento muy claras. La gente lo ha entendido». Con esas palabras el gobernador Daniel Scioli, se refirió ayer, a la posibilidad de ser candidato presidencial para las elecciones de 2015. Esto significa que su proyecto de llegar a la Rosada sigue teniendo plena vigencia. Al kirchnerismo cuando Scioli hizo estas confesiones tiempo atrás, eso no les cayó para nada bien, y no por su postulación en sí, sino principalmente porque ven en el gobernador a alguien que tiene un proyecto diferente. Ahora pareciera que las aguas se hubiesen calmado ya que Scioli no rompió antes del cierre de listas, no se fue ni con Massa ni con De Narváez, y además parece haberse puesto la mochila de la campaña electoral del Frente para la Victoria en la provincia. ¿Esto supone que el gobernador ahora se volvió un ferviente paladín del combate cultural? El Tranvía eso no lo cree, y motivos sobran. Por ejemplo la política de seguridad de Ricardo Casal, sigue en pie. La sociedad con ciertos lobbys empresariales, no hay ningún indicio de que cambie.
Cuando se planteó alguna vez la posibilidad del poskirchnerismo, es decir una visión política que supone que los cambios ya se hicieron y que no hay que cambiar nada más, sino solamente ponerse a dialogar con todos, Scioli sin referirse precisamente a eso dijo ser el nuevo Mandela. Hoy la posición de Sergio Massa no difiere más que en ir con lista aparte, y se podría afirmar que si Scioli fuera candidato presidencial, tanto Massa como De Narváez, y seguramente todo el peronismo, que en las próximas PASO alcanzaría más del 70 % se encolumnarían detrás del ex motonauta. Una posibilidad que implicaría un desvío hacia la derecha.