Propio de las tensiones entre desarrollo industrial con alto valor agregado y modelo agroexportador, nuevamente los sectores rurales anuncian la vuelta al paro del campo. No son campesinos, como allá por el año 2008 los caracterizaran los medios masivos de alcance nacional, sino los sectores productivos de mayor rentabilidad que pujan por incrementar sus márgenes de ganancia en un mundo cada vez más ávido de alimentos.
Para ello resolvieron iniciar el domingo 16 de junio, un paro por una semana en la comercialización de granos y carne. No se sabe si la elección de la fecha fue por error, distracción o agenda, pero resulta sugestivo que el inicio de la medida sea en un día en la que se conmemora un nuevo aniversario del “bombardeo a la plaza de mayo del año 1955”. Fue en los últimos meses del golpe de estado que derrocó al General Perón y en un contexto de fuerte confrontación entre los sectores populares y un extraño arco de fuerzas de la oposición entre los que se encontraban la Sociedad Rural, un sector importante de la Iglesia, el sector más reaccionario de las Fuerzas Armadas y los partidos políticos que se oponía al gobierno de Perón, entre los que se destacaban, incluso, fuerzas de izquierda.
Por ello la medida resulta extraña. O es una medida de corte netamente político y de cara a preparar un escenario en el que una crisis imaginaria estaría alterando la normalidad del funcionamiento institucional, o se trata de un paro por reivindicaciones concretas.
El ala más dura no ahorra exabruptos, como el registrado el pasado 9 de abril durante un encuentro en Santa Fe en el cual el productor Raúl Zorzón había asegurado que existían “muchos métodos para echar y hacer desaparecer al Gobierno”. Sus declaraciones, poco felices, no recibieron ninguna crítica por parte de la Mesa de Enlace en el momento de la asamblea y estas trascendieron gracias a un periodista local que pudo registrar el momento de los dichos de Zorzón que luego circularon por todas las redes sociales.
Pero el sinceramiento también existe y da cuenta de que la medida no es homogénea y que el momento económico está atravesado por criterios de interpretación distintos. Por ejemplo Néstor Pereda, titular de AFA, una de las cooperativas vinculadas a la Federación Agraria aseguró que “el productor está vendiendo normalmente” y que en comparación con el año pasado hay “una pequeña baja del 5 por ciento en relación con la venta de soja, pero se ha vendido el doble de maíz”. Y en ese marco explicó que “el productor cosecha dos veces al año y luego reparte las ganancias en los doce meses”, y que desde hace un año y medio “los productores lograron incrementar su cuota de participación en el mercado granario”.
Según Luis Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural, el sector es el generador de más del 30 por ciento de la mano de obra”. Sin embargo, los datos del Ministerio de Trabajo indican que la cantidad de trabajadores registrados del sector oscila entre 400.000 y 500.000 personas, pero existe un universo de 500.000 trabajadores que trabajan en condiciones de informalidad.
La fecha elegida para el inicio del paro de los productos rurales, parece una reedición de aquella experiencia que tuvo que atravesar el primer peronismo. La creación del “Estatuto del Peón”, la apuesta fuerte a un país industrializado, e inclusivo, y las normativas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores motivaron, la convergencia de los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad de entonces. Sus acciones comenzaron el 16 de junio de 1955 y concluyeron en septiembre del mismo año con el derrocamiento de Perón.