En el día de ayer Moyano lanzó el Partido por la Cultura, la Educación y el Trabajo (PCEyT) con la pretensón de unirse a referentes del peronismo anti K para disputar las elecciones de octubre. Estaban el economista Roberto Lavagna, los diputados Francisco de Narváez y Jorge Yoma; el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi; el legislador provincial José “Pepe” Scioli y el ex carapintada Aldo Rico. Junto con esta noticia también aparecía que el Frente Amplio Progresista se rompe en la Ciudad: el PS y el GEN se plegaron al eje que formalizó Proyecto Sur de Fernando “Pino” Solanas con Elisa Carrió y, por otro lado, el que impulsó Libres del Sur con el sector de la UCR que encarna Ricardo Gil Lavedra y la CC enfrentada con la chaqueña.
Sobre estos sucesos políticos me permito retomar algunos conceptos de Sennett que nos pueden ayudar a comprender el proceso político en el que se ha metido a toda marcha Moyano: «La cooperación política es una necesidad en el juego del poder cuando un partido es demasiado débil para dominar o incluso para subsistir por sí mismo… Pero a la cooperación política en la cúpula se le plantean serios problemas con la base, con la masa, con la gente que tiene por debajo: a ésta, muchas veces, los compromisos que se adoptan en la cúpula le parecen traiciones; la negociación puede disolver la identidad de un grupo político. Cuando las organizaciones se hacen más grandes y más fuertes, la burocracia levanta barreras entre la dirección y la base: los rituales que unen a los líderes en las trastiendas de poder no son transparentes para los de afuera. Todos estos factores pueden llevar al resentimiento, ese sentimiento de traición en el cual los miembros de la élite están más dispuestos a cooperar entre sí que con quienes tienen debajo». Richard Sennett: «Juntos. Rituales, placeres y política de cooperación»