Yanina Lofvall
Una vez más, como cada año, el conflicto docente es la lucha y la antesala de los acuerdos de gobiernos con toda la administración pública, aunque el costo social, en gran medida, es cargado por los docentes, por los niños y los padres.
Cuando comienzan los reclamos, se reclama por una innumerable cantidad de situaciones de la crisis educativa: cuestiones edilicias, luz, gas, agua, comedores, etc. Pero de a poco, el reclamo se reduce al aumento; y la movilización y el diálogo, termina con el aumento. Inclusive, se suelen cerrar las paritarias ¿Cuál es el criterio para que en un país democrático se cierre el diálogo con el gobierno durante un ciclo lectivo? Así se termina resolviendo habitualmente: un determinado porcentaje al sueldo y hablamos el año que viene, ¿un aumento de sueldo, resuelve la crisis del sistema educativo?
¿Quiénes también se tendrían que sumar a la lucha? La crisis edilicia, hace que la situación diaria la padezcan los niños, ¿es sólo un conflicto docente? Quizá, por esta lógica de lucha de aumento de sueldos, (que repercute en todos los estatales, por lo tanto están esperando, “que se destrabe el conflicto docente”), nos hemos olvidado de algunos detalles.
La educación pública está en crisis, y la educación pública es de y para todos. La infancia es una etapa crucial en la formación de la personalidad del ser humano y por lo tanto de vital importancia. Estos chicos, sostendrán el país mañana. La falta de agua, de condiciones en baños, falta de gas, de luz, de condiciones edilicias, de mesas, sillas, son cuestiones que no se pueden dejar de reclamar, pero la lucha es de todos, no sólo de los docentes. Son cuestiones mínimas para que una clase se desarrolle y se pueda buscar “calidad”.
A veces se proponen ideas como dejar de subvencionar a las escuelas privadas, sin duda es una idea positiva, sólo si se tuviese en cuenta que en la realidad actual, la escuela pública no está en condiciones de absorber mayor cantidad de matrícula que la que tiene.
El debate en educación es amplio, porque la crisis del sistema educativo es profunda. En la CABA, el año pasado, ante medidas del macrismo que intentaba, entre otras cosas, cerrar aulas se formaron algunos movimientos interesantes, de Asambleas pedagógicas. La comunidad educativa se involucró y daban a conocer consignas como “¿cuál es la educación que tenemos y cuál es la educación que queremos?” “De lo que podemos hacer ¿qué estamos haciendo o planificando hacer?”
Una cosa se debe tener en cuenta, las políticas públicas, no surgen del vacío, sino de la disputa de intereses de diversas fuerzas sociales. El hecho que en Argentina la Educación Pública sea gratuita y obligatoria, es un avance, que aún hoy no todos los países pueden adjudicárselo. Sin embargo el analfabetismo funcional, es una realidad de muchos chicos que pasaron por el sistema, la merma en la calidad educativa también, y es un problema un poco más complejo que un aumento de sueldo. Es un debate que debería ser permanente, y abarcar y comprometer a todos los sectores involucrados.