Jorge Déboli*
En recientes notas publicadas por la agencia Télam, varios economistas dieron cuenta de las exitosas políticas aplicadas por el gobierno nacional contra la fuga de divisas, y las medidas adoptadas para lograr el importantísimo superávit logrado en la balanza comercial durante 2012.
Sin embargo, este tipo de información viene sistemáticamente siendo silenciada y ocultada por los medios de comunicación concentrados que resisten a rajatabla el modelo de país, que contra viento y marea, desde 2003 está en pleno desarrollo.
Con relación al primer punto, el mal llamado “cepo al dólar” permitió una drástica reducción en la fuga de capitales al exterior a lo largo del año pasado, lo que permitió “sostener el crecimiento sin ceder a las presiones devaluatorias”, coincidieron en afirmar economistas y financistas consultados por la agencia pública.
En tal sentido, y en el marco del peor año (2012) de la crisis global financiera que afectó a los países centrales, el presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli, sostuvo que las medidas tomadas por el gobierno nacional para “sostener el crecimiento en un escenario internacional muy adverso por la crisis global, el mantenimiento de un superávit externo es vital para mantener los equilibrios macroeconómicos”, de la Argentina.
Como oportunamente InfoGEI dio cuenta, nuestro país tuvo en 2012 un superávit récord de 12.690 millones de dólares, un 26% más que el obtenido durante 2011, en tanto que en el mismo año se pudo reducir la salida de divisas a 3.400 millones frente a los 21.500 millones de 2011, todo ello posible a partir de una administración correcta y de sentido común del comercio internacional y de las distintas medidas de controles financieros aplicados.
Al respecto, Vanoli remarcó que, “la CNV junto al Banco Central han mantenido distintos controles prudenciales que evitaron y prácticamente eliminaron el uso del mercado de capitales para fugar divisas a través del mecanismo del contado con liquidación”.
Contado con Liqui
El “Contado con liquidación”, más conocido en el ámbito de las finanzas como “contado con liqui”, es una operatoria bursátil mediante la cual una persona o empresa transfiere fondos desde y hacia el extranjero a través del Mercado de Valores.
Para transferir al extranjero, el inversor compra en el Mercado local un título denominado en pesos que tenga también cotización en el exterior (New York) en dólares. Inmediatamente solicita que se le transfiera el título al extranjero y una vez ahí se venda, acreditándose el producido de dicha venta en una cuenta de su titularidad en dicha plaza.
De la diferencia entre el precio de compra en pesos y de venta en dólares, surge el tipo de cambio al cual se cerró la operación de transferencia, y de esta manera se sacaron “legalmente” del país miles de millones de dólares, operatoria técnicamente denominada: “fuga de capitales”.
Medida exitosas
También, sobre el mismo tema, el economista y actual miembro del directorio de YPF, Héctor Valle, precisó que el inicio de la declinación de la fuga de capitales comenzó “cuando se tomó la decisión de terminar virtualmente con el atesoramiento en dólares, limitar el acceso para el turismo y restringir la operatoria para la actividad inmobiliaria”, medidas sin duda poco simpáticas para algunos sectores de la clase media argentina, pero imprescindibles en un contexto de crisis internacional, como la actual, que se llevó puesta a economías como las de España, Grecia y otros países del continente europeo.
“Estas medidas (restricciones a la compra de dólares) estuvieron determinadas en una importante corrida contra el peso iniciada en octubre de 2011, una de cuyas formas era la fuga de capitales”, precisó Valle, al justificarlas, y agregó “el resultado ha sido exitoso porque se ha reducido a 3.400 millones de dólares la salida de capitales en 2012, al tiempo que han aumentado los depósitos a plazo fijo”, según los datos publicados del Balance Cambiario trimestral que publicó recientemente el Banco Central.
No obstante Valle admitió que “este éxito no supone ignorar el efecto negativo que estas medidas han tenido sobre la actividad inmobiliaria y la mayor atracción hacia el mercado negro de divisas, aunque éste último es una parte minoritaria del mercado local”, aunque estimó que nuestro país “perfeccionará estas medidas con una mayor sintonía fina y correcciones, pero sin abandonar la política de administración cambiaria y buscando soluciones fiscales y no devaluatorias para un tipo de cambio que hoy no es competitivo para Pymes y algunas economías del interior”.
Respecto a algunos planteos que de “desdoblar el mercado de cambios”, y que “se debe acercar la cotización del dólar a la del mercado negro”, Valle fue muy crítico al sostener que “sería una forma de alentar la especulación, algo irracional en un momento de buenos precios para nuestras exportaciones”.
Apuntalar el modelo
Otro personaje importante del mundo de las finanzas que se sumó a elogiar estas políticas, fue el economista de la Gran MaKro, Alejandro Robba, quien explicó que “después de la corrida de octubre de 2011, el Gobierno nacional, en lugar de ceder a las presiones devaluatorias o de endeudamiento externo que proponía el establishment, optó por el control cambiario con el resultado positivo que hoy observamos de una caída de la fuga de capitales del 82% en 2012”.
“En un año con una crisis internacional pronunciada, caída del comercio internacional, fuertes compromisos externos y una cosecha floja, era importante cuidar las reservas y destinarlas estratégicamente a cuidar el trabajo argentino y el nivel de actividad”, aseguró.
El economista también señaló que, “aún pagando el costo político por el reacomodamiento de los actores económicos a las nuevas reglas y por la opción naturalizada de la dolarización de excedentes, se prefirió apuntalar el modelo a largo plazo y avanzar hacia un segundo y desafiante objetivo que es el de pesificar la economía y devolverle a la moneda nacional su función de reserva de valor”.
Robba, quien además coordina la carrera de Economía de la Universidad Nacionalde Moreno”, remarcó que “es importante continuar con esta política y profundizarla, con la creación de nuevos instrumentos de ahorro en pesos que complementen a los depósitos a plazo fijos y que se apoyen en la reforma del mercado de capitales que hoy reglamenta la Comisión Nacional de Valores, con la finalidad de estimular el financiamiento productivo”.
Desendeudamiento
Nuestro país, producto de la política de desendeudamiento que el presidente Néstor Kirchner comenzó a aplicar a partir de principios de 2006, que incluyó dos canjes de la deuda pública en cesación de pago y la cancelación de los pasivos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), dejó de destinar al pago de la deuda pública externa una parte importante de su Producto Interno Bruto (PIB), para emplearlo en estimular la economía interna.
Según un estudio realizado por el Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea, «en la última década disminuyó el peso de la deuda como problema fiscal».
De acuerdo con el trabajo del IERAL, esto se debió a un «menor peso anual de sus servicios, especialmente la deuda en moneda extranjera extra sector público, cuyos servicios pasaron de 6,3 por ciento del PIB en 1998 a 1,5 en 2012».
«Como contrapartida, ha aumentado en forma significativa el peso de los subsidios económicos, que llegaron a 4,4% del PIB en 2012», destacó el IERAL, dando cuenta de una mayor participación de recursos del Estado en la economía, con incidencia en una menor tasa de desempleo y en un mayor poder de compra de los salarios, en detrimento de las partidas que se iban directamente a los bolsillos de los acreedores externos.
«Lo cierto es que en buena medida los mayores gastos en subsidios en la última década vinieron a compensar el menor peso de los servicios de deuda», destacó el análisis del IERAL.
*Editor periodístico, Secretario de la Comisión Federal Asesora de papel para diario (CFA); Integrante de la Mesa Nacional de la Coalición por una Comunicación Democrática (CCD); Vicepresidente ejecutivo de Cadypb