Privatizaciones en serie: la historia que vuelve a repetirse

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La diputada provincial Soledad Alonso advirtió que las recientes resoluciones del Ministerio de Economía marcan un camino ya conocido por los argentinos: el de los años 90, cuando bajo el argumento de la modernización se entregaron empresas y recursos estratégicos que derivaron en desempleo, deuda y pobreza.


El Gobierno nacional avanzó con dos medidas centrales. La Resolución 1198/2025 ordena la privatización de AySA, transfiriendo la mayoría accionaria a un “operador estratégico” en un plazo máximo de ocho meses y habilitando que el resto se coloque en bolsas locales. Con esta decisión, un derecho humano esencial como el acceso al agua se está convirtiendo en un negocio privado, con todas las consecuencias que eso implica para millones de familias.

En la misma línea, la Resolución 1200/2025 habilita la venta de las principales hidroeléctricas del Comahue —Alicurá, El Chocón, Cerros Colorados y Piedra del Águila— a través de un concurso público sin base. Lo que significa, en la práctica, que no existe un piso de valor mínimo, lo que abre la posibilidad de que se malvenda por debajo de su valor real. El apuro por desprenderse de activos estratégicos responde hoy a la necesidad del Gobierno de conseguir dólares para cumplir con los compromisos de la deuda con el FMI.

El paralelismo con los 90 es evidente: entonces se privatizaron YPF, ENTEL, Gas del Estado y Aerolíneas con promesas de inversión y modernización. La realidad fue otra: tarifas impagables, servicios deficientes y un Estado reducido. Hoy, Milei aplica la misma receta con el agua y la energía, pilares de la vida cotidiana.

La política exterior también refleja esa continuidad. Menem hablaba de “relaciones carnales” con Estados Unidos y subordinaba la Argentina a sus intereses. Milei va más allá: se exhibe como discípulo de Trump y Elon Musk, mientras rompe vínculos con los principales socios comerciales del país. “Antes como ahora, la dependencia se disfraza de independencia, pero en realidad significa pérdida de soberanía”, remarcó Alonso.

Ambos gobiernos usaron la crisis como excusa para achicar el Estado. En los 90 se habló de eficiencia; hoy se habla de dinamitar todo. El resultado, sin embargo, es el mismo: cuando el Estado se retira, un puñado de privados se enriquece y la mayoría de los argentinos pierde derechos.

“Más allá de que parece que la historia se repite, hay una gran diferencia: hoy sabemos cómo termina. No nos olvidemos, tenemos una gran oportunidad en estas elecciones intermedias, la historia se repite solo si dejamos que lo hagan”, concluyó Alonso.

22/08/2025

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