Por la Lic. Mailen González
En el trabajo diario con adolescentes en el consultorio de hoy, aparece en varias oportunidades la cuestión sobre qué hacer luego de finalizar la escuela secundaria. Por momentos a principio del último año o incluso en las últimas instancias del mismo aparece la pregunta sobre qué carrera seguir.
Aquí surgen varias aristas en el discurso de diferentes adolescentes sobre qué pesa a la hora de la elección. En este sentido, el discurso de los padres o adultos responsables, la duración del plan de estudios, la salida laboral y elegir aquellas carreras en las que “pueden ganar más dinero”.
Me parece importante comenzar a resaltar aquí la importancia de la información, de buscar data, detalles y averiguar realmente de qué va cada carrera que se pone sobre la mesa. Dónde se estudia, de que se trata el perfil profesional, que ámbitos de inserción tiene y principalmente, algo que es más que primordial: si el adolescente que busca una carrera se ve, se imagina trabajando de eso, si aparecen palabras que describen algo que lo atrae de los ámbitos que aparecen como posibles espacios laborales y las temáticas, asignaturas o fines del estudio a abordar.
Por otra parte, muchas veces un espacio de orientación vocacional puede ser un espacio propicio de búsqueda cuando no aparece una idea mínima de que áreas o posibles estudios analizar para luego elegir.
En relación al espacio terapéutico quizás lo más importante radica en lograr despejar qué de lo subjetivo aparece en lo que convoca a ese adolescente a elegir tal carrera. Tomarlo como desafío, como prueba, sin nada definitivo ni como una decisión que puede cambiar su vida siendo tomada a los 17 años aproximadamente de esta época. Permitirse pensar que puede equivocarse. Tomar la hoja en blanco y volver a escribir otra elección de carrera puede ser una llave que permita la libertad de comenzar un proyecto de una manera diferente.
* Lic Mailen González. Psicóloga UBA MN 53476
08/03/2023