Habiendo pasado 39 años del asesinato de José Ignacio Rucci, un gran espectro del peronismo anti K se reunió para conmemorar la caída del líder de la CGT, entre los años 70-73. Quienes acompañaron a Claudia Rucci, hija del sindicalista, fueron entre otros José Manuel de la Sota, Hugo Moyano, Jerónimo “Momo” Venegas, Francisco De Narváez, Adolfo Rodríguez Saá, Jorge Busti, los intendentes Jesús Cariglino (Islas Malvinas), y Luís Acuña (Hurlingham) y el militar carapintada Aldo Rico.
Moyano expresó cuando le tocó hablar en el acto, que: «En 2013 a todos estos mentirosos les vamos a dar el castigo que merecen en las urnas» en clara referencia al kirchnerismo.
Para los que no vivieron o cuentan con poca información acerca de los años setenta, es preciso especificar quién fue José Ignacio Rucci, al cual algunos referentes del peronismo aún reivindican.
Rucci nacido en 1924 fue parte de lo que en los sesenta se denominó el sindicalismo participacionista, a saber, la cúpula gremial que colaboraba con la dictadura militar iniciada en 1966 por el general Onganía, y que se encontró muy lejos de las oleadas de luchas populares iniciadas con el Cordobazo del 69 que precipitó tanto el regreso democrático en el 73 como la vuelta de Perón.
Rucci fue un discípulo de Augusto Timoteo Vandor, el “Lobo”, quien había esbozado su teoría de “golpear para negociar”, como metodología del sindicalismo burocrático que utiliza a los trabajadores para ganar poder propio.
Esta clase de sindicalismo lejos de luchar contra la dictadura (1966-1973) se encargó de vigilantear a los obreros comprometidos, entregándolos a las fuerzas de seguridad, y utilizando las estructuras sindicales para sus propios privilegios.
Vandor fue asesinado en 1969 por un grupo comando que no se sabe precisamente quienes fueron, mientras que Rucci fue asesinado supuestamente por la guerrilla peronista Montoneros en 1973. Si bien puede ser cuestionable el método de ajusticiamiento armado, lo que es necesario esclarecer es quiénes fueron estos jerarcas sindicales, a saber agentes de las patronales en el seno de la clase trabajadora, y colaboradores activos del poder de turno.
El sindicalista combativo Agustín Tosco quien falleciera en 1975 bajo persecución dijo alguna vez: «Rucci y sus discípulos son prisioneros por sus compromisos con los detentadores del poder, presos de la custodia que les presta el aparato policial; presos de una cárcel de la que jamás podrán salir: la de la claudicación, indignidad y participacionismo«.