Un trabajo de investigadores de la UNLP.
Las intoxicaciones en perros y gatos ocurren con bastante frecuencia. Generalmente son los cachorros los más afectados debido a su curiosidad por explorar el entorno que los rodea. Comparando perros y gatos, los felinos se intoxican con menor incidencia debido a que son más selectivos al momento de utilizar algún elemento para jugar; los perros, por el contrario, muerden y tragan objetos con mayor insistencia.
Un equipo de investigadores del Laboratorio de Bioquímica de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata realizó una clasificación de las plantas ornamentales tóxicas que con mayor frecuencia provocan intoxicaciones en mascotas, y los animales venenosos que representan un peligro para ellas, dos grupos de enemigos silenciosos muy comunes en los jardines y en el hogar.
Muchas son las sustancias que pueden provocar daños de gravedad variable a perros y gatos, especialmente cuando ingresan por la boca o en ocasiones por la piel. Entre las intoxicaciones intencionales (o maliciosas), los plaguicidas han sido utilizados histórica y vilmente para matar animales domésticos. Con respecto a las intoxicaciones accidentales (donde no media intencionalidad), deben considerarse los fármacos de uso humano y veterinario.
“Muchos propietarios desconocen que existen plantas y animales que se encuentran en sus jardines y casas que pueden provocar intoxicaciones de gravedad variable en perros y gatos”, señaló el doctor Pedro Zeinsteger integrante del equipo de investigación del Laboratorio de Bioquímica de la Facultad de Ciencias Veterinarias, y describió con detalle cuáles son las especies consideradas más peligrosas.
Las plantas tóxicas
Existen plantas que poseen estructuras microscópicas en sus hojas que, si son mordidas, pueden provocar irritación intensa de la boca y la lengua y otras estructuras anatómicas cercanas; es el caso de la “difembaquia” (Dieffenbachia sp.), la “costilla de Adán” (Monstera deliciosa), la “oreja de elefante” (Alocasia sp.) y la “cala” (Zantedeschia sp.), entre otras. Cuando una mascota se expone a estas especies vegetales es necesario que el propietario lave la boca de su mascota con abundante agua de canilla y que concurra a la clínica veterinaria a la brevedad. Estas intoxicaciones no suelen ser peligrosas, y el profesional veterinario sabrá administrar el tratamiento adecuado.
Ciertas plantas producen frutos que pueden resultar atractivos para los caninos. Los frutos del “paraíso” (Melia azedarach), si son consumidos, provocan un cuadro gastroentérico de gravedad variable (caracterizado por vómitos y diarrea) e incluso sintomatología neurológica. Otros, como los frutos del “jazmín paraguayo” (Brunfelsia sp.) pueden provocar una variedad de signos que afectan al aparato digestivo, al corazón y al sistema nervioso. De ocurrir la ingestión de los frutos de alguna de estas plantas, puede desarrollarse un cuadro grave que requiere pronta atención veterinaria.
Existen plantas que son muy peligrosas para la salud de las mascotas, la ingestión de alguna de sus partes puede conducir a un desenlace fatal. Es el caso de la “adelfa” o “laurel de jardín” (Nerium oleander), planta muy común en jardines y parques debido a su rusticidad y la belleza de sus flores; sus principios tóxicos afectan especialmente al corazón. Otra planta que representa un peligro muy grave para el felino es el “lirio” (Lilium sp.), planta extremadamente popular por la belleza de sus flores. Esta especie vegetal, que puede provocar daños graves a los riñones del gato, no debería estar presente en el hogar donde existe un felino (especialmente si el animal es joven). Toda la planta es tóxica para la especie, particularmente flores y hojas, aunque también el polen y el agua del jarrón que la contiene.
Animales venenosos
De todos los animales venenosos que se encuentran en La Plata y alrededores, tan solo unos pocos representan peligro para la salud de las mascotas.
En el grupo de los insectos, los accidentes más frecuentes son los provocados por las abejas. Estas poseen un veneno capaz de provocar una reacción local, dolorosa, o bien una respuesta generalizada conocida como shock anafiláctico (el que depende de la susceptibilidad de cada individuo). Si una mascota es “picada” por una o más abejas, es aconsejable remover el o los aguijones usando una tarjeta plástica (tipo débito) a contrapelo; no se aconseja usar pinzas ya que, si se presiona la glándula de veneno que queda con el aguijón, es posible que se inocule más veneno
Entre los arácnidos, las arañas y los escorpiones son tal vez el grupo más temido por las personas; es importante sin embargo remarcar que solo algunas pocas especies son consideradas peligrosas.
La “araña violinista” o “araña del rincón” o “araña marrón” (Loxosceles sp.), un ejemplar que suele tener hábitos intradomiciliarios, es una especie peligrosa. A pesar de ello, no es una araña agresiva, los accidentes ocurren porque las mascotas las pisan o se acuestan sobre el lugar donde éstas se encuentran. El veneno de esta araña puede provocar reacciones locales o sistémicas, las cuales pueden ser graves.
Otra araña peligrosa es la “viuda negra” (Latrodectus sp.), de hábitos peri-domiciliarios, aunque no es frecuente en la zona. No es agresiva, solo “pica” cuando se encuentra entre las ropas, al ser apretada; la signología que provoca su veneno es de tipo nervioso. El diagnóstico de los envenenamientos provocados por arañas no suele ser sencillo, particularmente porque no siempre son halladas en el lugar (esto hace que muchas personas consideren que alguna lesión en la piel fue provocada por una araña, cuando en realidad la causa pudo ser otra).
Dentro del grupo de los arácnidos también están los escorpiones. Todos poseen veneno, sin embargo, solo algunos pocos son peligrosos para las mascotas, como por ejemplo el género Tityus. Los escorpiones en general se encuentran en zonas oscuras y donde abunda alimento (por ejemplo, cucarachas), poseen un veneno que al ser inoculado provoca intenso dolor local y son posibles las manifestaciones sistémicas. Si un animal es “picado” por un escorpión, se aconseja aplicar hielo y acudir a la brevedad a la clínica veterinaria.
En cuanto a las serpientes u ofidios, los envenenamientos más frecuentes ocurren por la “picadura” o “mordedura” de las “yarará” (género Bothrops). El veneno de estas serpientes es una mezcla compleja de sustancias capaces de provocar gran daño local caracterizado por hinchazón, hemorragia y necrosis (muerte de tejidos), aunque también son posibles los daños sistémicos (distantes al sitio de la mordedura), como por ejemplo sangrado, daño muscular, renal, etc.
La mayoría de los accidentes ofídicos ocurren en caninos, debido a su curiosidad, por lo que son comunes las mordeduras en el rostro o miembros anteriores. Los signos que puede presentar un animal mordido por una yarará incluyen gran hinchazón, uno o dos puntos por donde mana sangre que no coagula (corresponden a la mordida, la serpiente puede haber inoculado veneno con uno o los dos colmillos), mucho dolor (el animal se rasca, llora, está inquieto, etc).
Algunas especies de sapos poseen glándulas especiales que producen una mezcla de sustancias tóxicas capaces de provocar gran irritación en la lengua y boca (mucha salivación) y en algunos casos signos cardíacos y nerviosos. Es fundamental que, si una mascota lame o muerde un sapo, el propietario lave rápidamente la boca con agua de canilla (con una manguera, por ejemplo).
En cualquiera de los casos mencionados, el propietario debe acudir a su veterinaria de confianza. Es el profesional quien sabrá tratar a su perro o gato de manera adecuada, y quien sabrá darle asesoramiento para evitar estos y otros riesgos que pudieran afectar la salud de su mascota.