Si se pretendieran extraer conclusiones acerca del discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ante el Foro Business- 20 (B-20) desde cualquier tipo de ortodoxia, tanto de izquierda como de derecha, el resultado que se podría lograr sería sin dudas del orden de la desazón. Esto a su vez lo que muestra es el quiebre de los más grandes paradigmas teóricos, que deberían ser reinventados o revisados para poder entender la realidad mundial actual y poder avizorar escenarios posibles, desde un punto de vista que no excluya la previsión estratégica. En otras palabras, el problema es cómo plantear la forma discursiva de cómo poder decir hoy el análisis concreto de la realidad concreta, con un sentido de proyección en el tiempo. En 2009 el cientista social Immanuel Wallerstein refiriéndose a la crisis del capitalismo occidental, expresaba que “el nuevo sistema social que salga de esta crisis será sustancialmente diferente. Si evolucionará en un sentido democrático e igualitario o reaccionario y violento es una cuestión política y por tanto abierta”. No es por lo tanto, que las crisis sistémicas hayan dejado de existir, como proponía el fin de la historia enunciado por Fukuyama a principio de los noventa, sino que la resolución de ellas no necesariamente lleva implícita una salida teleologicamente determinada, sino más bien un sentido contingente, que en primer lugar depende de la acción concreta de sujetos organizados con poder de orientar el rumbo histórico hacia determinados escenarios, a sabiendas de que las mayorías están dispuestas a acompañar.
Volviendo al discurso de Cristina en Cannes, vale subrayar la ausencia de dogmatismos para plantear temas álgidos en un sitio al que Joaquín Morales Solá hoy denomina “la organización internacional más influyente en los tiempos que corren. Ese club, impregnado por el perfume del poder mundial” Claro, Cristina esto no lo dijo en un plenario de militantes, pero vale subrayar que lo que ella puede enunciar en un acto político, y lo que manifestó ante el B-20 en ningún momento puede levantar sospechas de doble discurso, sino más bien de afianzamiento de ideas, que son válidas pronunciar en cualquier ámbito donde esté la oportunidad de hacerlo.
“Yo soy fanática de la Realpolitik y sé dónde se deciden las cosas y dónde se adoptan las decisiones” afirmó en un momento de su discurso, para casi al final completar “es cierto que muchas veces para solucionar determinados problemas, hay que afectar intereses e intereses que son muy poderosos. Pero yo me atrevo a decir que es mejor enfrentar esos intereses minoritarios pero poderosos, antes que más adelante enfrentar la furia de la sociedad”
La Realpolitik es un término alemán empleado por Otto Von Bismarck para encontrar un equilibrio de poderes que mantuviera la paz entre los imperios, y que en el escenario internacional creara al realismo político en respuesta al idealismo liberal, otorgándole un rol privilegiado al estado.
Cuando una totalidad social expresada en última instancia por un sistema económico determinado, entra en crisis, todas las contradicciones se hacen patentes, e incluso antagónicas, y esto puede conllevar la ruptura de un orden social constituido. Esta es la matriz empírica donde se asientan las principales teorías revolucionarias. “¡Quién me habría visto de mis épocas universitarias ahora!” expresó Cristina, para continuar diciendo “O sea lo que estoy proponiendo es volver al capitalismo en serio, porque esto que estamos viviendo, señores, no es capitalismo. Esto es un anarco-capitalismo financiero total, donde nadie controla a nadie” En esta expresión también hay demasiado realismo, y no en sentido peyorativo, ya que la fuerza que podría tomar las riendas de la sociedad tras la caída del capitalismo, los trabajadores, hoy son una fuerza en recomposición y para la cual sin la intervención del estado, le sería muy difícil recomponerse. La presidenta se refirió al tema de esta forma “Me parece que entonces cuando hablemos de regulación para cuidar la vida, tenemos que hablar de todos los aspectos, pero fundamentalmente del empleo, de la posibilidad de un empleo digno que es necesario introducirlo también en esta cuestión. Nadie puede tener seguridad alimentaria, seguridad de vida si no cuenta con un trabajo que le proporcione los elementos, y por eso creo que el empleo va a ser un tema de este G20, que le proporcione las posibilidades; empleo que además, tiene que ver también con volver a un verdadero capitalismo”
Tal vez del infierno no se salga saltando al cielo, sino alcanzando la realidad del purgatorio, que por lo demás no tiene porque ser eterno, sino una secuencia más en un rumbo tal vez apaciguado pero no menos táctico, pero que siempre va apareado al precipicio, del cual algunos no nos quieren apartar.
“Yo creo que estamos a tiempo, no quiero ser dramática, ni tremendista, ni sembrar pánico porque no es mi misión como Presidenta de la República y tampoco porque lo creo. Creo que estamos en tiempo todavía y forma de poder establecer soluciones, pero soluciones que tengan que ver con la regulación de aquellos que han provocado el problema” dijo también Cristina ante el B- 20