No nos han vencido, claro que no.
Aquí estamos (vivos, aunque les pese) los sobrevivientes, los compañeros, las madres, los hijos.
Están, también, los que (nos) faltan.
Pero estar e intentar que memoria, verdad y justicia no sean palabras vacías no alcanza.
La lucha, aunque por otros medios, sigue siendo la misma.
La lucha por la dignidad (en su sentido más amplio) de todos y cada uno de nosotros, los argentinos (que no somos todos, claro, porque los otros – los camuflados sin uniforme que usaron a los que les pusieron el uniforme- siguen estando) sigue siendo la misma.
Alguna vez fue: A vencer o morir por la Argentina,
Hoy, más que nunca, es: A vencer y vivir por la Argentina